Basta con salir a la calle y ver que nuestras aceleraciones son proporcionales al uso descontrolado que le damos a las tarjetas de crédito. Basta con sentarse en un banco para ver lo espídicos y alocados que tantas veces vamos. Basta con navegar un poco por la Red y respirar el mal rollo que se ha instalado en informaciones y comentarios (ay los comentarios) muy cargados de mala leche. Estado de malestar en estado puro. Quizá sea la antesala de que algún cambio importante se está cociendo a fuego lento. Ojalá sea para bien. Porque si seguimos así iremos como los cangrejos: de culo.
Basta con salir a la calle y ver que nuestras aceleraciones son proporcionales al uso descontrolado que le damos a las tarjetas de crédito. Basta con sentarse en un banco para ver lo espídicos y alocados que tantas veces vamos. Basta con navegar un poco por la Red y respirar el mal rollo que se ha instalado en informaciones y comentarios (ay los comentarios) muy cargados de mala leche. Estado de malestar en estado puro. Quizá sea la antesala de que algún cambio importante se está cociendo a fuego lento. Ojalá sea para bien. Porque si seguimos así iremos como los cangrejos: de culo.