El este de Estados Unidos II: Land between the Lakes y Great Smoky Mountains

Por Esther García Schmah @GarciaSchmah

En nuestro camino cambiamos de nuevo de estado y nos adentramos en Kentucky. Queremos visitar Land between the Lakes National Recreation Area, una zona protegida situada entre dos lagos y que se adentra también en el estado de Tenneessee.

Accedemos por la entrada de visitantes norte y nos dirigimos a pedir información sobre la zona y los posibles senderos para hacer caminatas. La lluvia que nos ha acompañando casi todo el trayecto parece que quiere ir desapareciendo. Nos dirigimos a la zona de Woodlands Nature Watch Area donde realizamos una excursión de unas dos horas alrededor de una sección del lago Barkley (el del este)


En nuestro recorrido completamente solos (menuda suerte), nos adentramos en un bosque cerrado donde vemos a no mucha distancia un par de ciervas. Poco a poco el paisaje se va volviendo más pantanoso y el camino de tierra se convierte en una plataforma de madera que en ocasiones se eleva completamente por encima del agua.

Antes de que nuestra ruta circular gire para devolvernos al comienzo, aparecemos en un maravilloso lago cubierto por completo de nenúfares. Hay tantos que parece una pradera más que un lago.


Los lotos están en flor ¡qué maravilloso espectáculo!


Como la lluvia finalmente ha cesado del todo, aprovechamos para sacar nuestros bocatas de la mochila y descansar un rato.

Continuamos recorriendo el área con el coche, ya que se trata de casi 700 km² Entramos en una zona que está acotada y figura como una especie de reserva de bisontes y elks (grandes ciervos) Hay una barrera y para que se abra hay que pagar 5$. A pesar de dar dos vueltas completas con el coche muy lentamente, no avistamos nada más que unos pocos ciervos. Como vimos muchos bisontes en libertad en Yellowstone esto no nos supone ningún contratiempo; pero si tú vas esperando ver a estos magníficos animales, no te hagas muchas ilusiones.

Antes de que se termine el día realizamos otra excursión; el parque está lleno de caminos para hacer senderismo, muchos de ellos aptos para bicicleta. También hay lugares de acampada y zonas de picnic.

A las 19:45 llegamos a nuestro hotel en Murray (Kn), está empezando a tronar y el cielo se ha vuelto completamente negro.

Hoy hemos recorrido 481 km.

Hemos oído durante toda la noche la lluvia golpeando con ferocidad y truenos que parecían explosiones, pero no podíamos imaginar que cuando nos levantáramos encontraríamos el piso de abajo inundado; menos mal que estábamos en la segunda planta (y eso que siempre pedimos la baja porque estos moteles de carretera no suelen tener ascensor y hay que cargar las maletas por la escalera)

Nos dirigimos hacia Gatlinburg, una población en la frontera con el parque nacional de las grandes montañas humeantes.
Por el camino atravesamos Pigeon Forge y nos vemos atrapados en un atasco que nos hace perder casi una hora para hacer 20 km.

Esta ciudad de Tenneessee parece hecha por y para el turismo de fiesta. Grandes carteles luminosos anuncian todo tipo de espectáculos y a un lado y otro se suceden hoteles, restaurantes y salas de fiesta con espectaculares diseños. Como este que recrea el Titanic.

Al llegar a Gatlinburg nos encontramos con que el espectáculo es parecido aunque a una escala mucho menor, todo son tiendas de souvenirs, restaurantes y hoteles y cientos de personas transitan por sus pequeñas calles. Nos resulta un poco chocante para tratarse del punto de entrada a un lugar de paz y naturaleza, pero empezamos a entender porqué este es el parque nacional más visitado de todos los Estados Unidos.

Tras dejar las maletas en el hotel emprendemos camino hacia nuestro primer destino, la torre de observación Clingmans Dome a 37 km. Esta torre se encuentra a 2025 m en el punto más alto de las Smokies. Desde el estacionamiento hay que andar 800 metros bastante empinados pero completamente asfaltados, es accesible con carritos y sillas de ruedas.

Lo primero que nos queda claro al adentrarnos en el parque es porqué se le llama las grandes montañas humeantes. Las nubes emergen de las paredes de la montaña como si se tratase del humo de un gran incendio forestal, afortunadamente solo es la niebla. Una niebla que no nos permite disfrutar de las maravillosas vistas que debe haber desde este observatorio; pero que es un espectáculo en sí misma.

Great Smoky Mountains National Park se encuentra ubicado entre Tenneessee y Carolina del Norte y ocupa aproximadamente 2100 km²; su principal característica es que forma parte de los famosos montes Apalaches (Appalachian Mountain), una cordillera montañosa que comienza en Canadá y atraviesa Estados Unidos de Norte a Sur (o viceversa si preferís)

De allí nos dirigimos hasta el punto opuesto del parque, el centro de visitantes de Oconaluftee para visitar su colección de edificios históricos.

Nuestro primer plan es dirigirnos a Roaring Fork motor nature trail y allí hacer una excursión a pie hasta la cascada arcoíris. Nos levantamos temprano para evitar encontrarnos con mucha gente y nuestro deseo se cumple, a la subida estamos solos. El camino hacia las Rainbow Falls es muy empinado y agreste, es necesario llevar buen calzado. Está lloviendo, pero la espesura del bosque nos protege.

Tardamos aproximadamente unas dos horas en recorrer los 4.4 km que nos llevan a la meta; pero durante la mitad del camino ya vamos acompañados por el río que nos permite disfrutar de cascadas menores y aguas bravas.


En nuestro camino hemos vuelto a encontrarnos con ciervos y numerosas ardillas.

Tras disfrutar larga y merecidamente de esta cascada emprendemos el regreso. Mi rodilla chunga empieza a dar problemas, pero eso no es lo peor de la bajada. A mitad del recorrido de pronto suelto un grito taco y me agarro la mano mientras le pregunto a mi marido entre lamentos con qué me he dado. He sentido una especie de calambrazo bestial y la mano me escuece, me duele, me arde... Al examinarla vemos que un enorme punto ensangrentado destaca en el dedo completamente rojo. Me aplico rápidamente la crema que llevamos para las picaduras y noto un ligero alivio pero dura poco. El dolor es muy intenso y se ha extendido hasta la mitad del antebrazo, el dedo se está hinchando. Continúo camino agarrándome la mano y deseando que los guardabosques tengan alguna solución. No estoy preocupada porque sé que al ir andando solo ha podido ser algo volante, si me hubiese pasado sentada seguro que me habría comido el tarro con escorpiones, arañas y cosas así.

Finalmente llegamos a un centro de visitantes.

Su único remedio es darme hielo, pero la verdad es que me sienta como agua bendita (hasta que se funde), y una lista de centros médicos por si en las próximas dos horas aprecio alguna reacción alérgica.
Me dicen que probablemente ha sido una Yellow Jacket, una avispa con una picadura muy dolorosa que hace sus nidos en la tierra y es bastante agresiva. ¡Se ve que la molesté mientras caminaba! Mi hijo, aficionado a eso de los rankings, la busca en internet y me dice - Mamá te ha picado la sexta cosa más dolorosa del mundo - Qué bien hijo, qué bien. Otra anécdota para las vacaciones - Y la verdad es que no creo que llegara a tanto como para ser la sexta, pero al día siguiente todavía me dolía toda la mano, lo del dedo me duró una semana y hasta hace tres días (un mes después) no se me cayó la costra.

Agarrada a mi cubito de hielo como si fuera un tesoro continuamos con la visita al parque. El tiempo perdido con el imprevisto hace que no podamos realizar otra excursión que teníamos planeada a las cataratas Abraham, así que nos dirigimos con el coche hasta el Cades Cove loop, una carretera de sentido único de 18 km que transcurre entre una enorme pradera y una zona boscosa. El circuito está completamente atascado por lo que decidimos pasear un rato por el bosque y emprenderlo más tarde.

Comienza a llover y pronto oscurecerá, estamos ya regresando y yo mantengo mi actitud atenta de siempre. Mi marido y mi hijo me dicen que no me moleste (¡ay, que poca fe en la constancia!), pero mi grito de ¡OSO! hace que frenemos en seco. Era muy difícil pero ahí está, metido entre la maleza pero a no mucha distancia. La alegría dura poco, un coche que viene se detiene delante de nosotros y en vez de quedarse quietecitos admirando el encuentro, un hombre y una mujer salen corriendo con sus cámaras en dirección al oso (¿estamos locos o qué?) Además de poner en riesgo su integridad física nos espantan al pobre oso, que emprende tranquilamente camino hacia el interior del bosque. Nosotros no tenemos foto, pero la satisfacción de haber visto a ese bello animal no nos la quita nadie.
Km de hoy: 364
El día comienza diluviando; mal pronóstico para nuestros planes que son disfrutar de los típico fuegos artificiales del día de la independencia. Por suerte a medida que avanza el día el cielo se va despejando.
Tras recorrer 529 km llegamos a Lake Park, un pueblecito de Georgia en el que según mi planificación tiene que haber una fiesta. Pero donde esperábamos ver carpas con comidas típicas, concursos de tartas y bailes countries, hay solo un par de furgonetas vendiendo helados y cosas de feria para los críos y un pequeño escenario en el que un grupo toca música rock observado por una decena de vecinos.


Lo que más llama mi atención durante el paseo son los árboles con ese aspecto medio siniestro que les da el llamado "musgo español" o "barba de viejo"



Se trata de un liquen que crece sobre los árboles pero no es una planta parasitaria, se alimenta de la lluvia y de nutrientes que absorbe del propio aire.

Es evidente que la gente va a celebrar la fiesta junto al lago viendo los fuegos artificiales. Nos dirigimos al Walmart más cercano, compramos algo de comer y beber, una tarta de cerezas y una manta de picnic y volvemos a tiempo de disfrutar del espectáculo.


Los fuegos artificiales duran más de una hora! Hasta que la oscuridad nos envuelve por completo.

Y se ven hermosamente reflejados en el lago.
Finalmente hemos pasado un 4 de julio estupendo.


En el próximo post hablaré de los días que pasamos en Florida.