Durante las últimas décadas, ser de derechas en España era motivo para que te llamaran fascista y te estigmatizaran, pero los fracasos y abusos de Zapatero y Sánchez, unidos a sus alianzas con comunistas y nacionalistas radicales antiespañoles, están convirtiendo a los rojos en las nuevas dianas del escarnio.
Las izquierdas responden con el mismo odio y rechazo a la otra parte, lo que está provocando una severa división del país en bandos y una guerra creciente y visible en las redes sociales, donde cada bando alimenta su causa con historias, argumentos, mentiras, invenciones y bulos, siempre orientados a desacreditar al contrario.
El fenómeno se está agudizando con el confinamiento forzoso frente al coronavirus, gracias al cual la gente, frustrada por la reclusión obligatoria y por el "ordeno y mando" del gobierno, amparado en el "estado de alarma", tiene más tiempo para reflexionar y para transformar la indignación y el rechazo en odio. La gente parece ignorar que ese ambiente de división y enfrentamiento suele ser la antesala de un conflicto civil.
La divisiones y odios africanos que germinan en España tienen su reflejo en el Congreso y en la palestra política en general, donde los debates son especialmente duros y los ataques de una crueldad desconocida. La oposición rechaza la línea del gobierno que les chantajea argumentando que o te sometes a mi mando o eres fascista y antipatriota, mientras que las derechas responden al gobierno afeándoles su ineficacia, sus compras de materiales sanitarios que no sirven y a precios astronómicos, la desprotección de médicos y enfermeros frente al coronavirus, el abuso de los decretos, el bloqueo al control parlamentario y, sobre todo, la terrible e insoportable ola de muertes provocada por la incompetencia gubernamental.
En algunos colectivos, el odio al gobierno está creciendo de manera exponencial, con el sector sanitario a la cabeza, que culpa a Pedro Sánchez y a su gobierno de haber convertido España en un cementerio y en un gigantesco hospital por su imprevisión, errores y torpeza, donde el mayor número de victimas las han puesto los ancianos y los sanitarios, ambos colectivos desprotegidos y sis defensa frente al virus.
Otros sectores como los autonomos, los empresarios, los farmaceuticos, la hostelería y muchos otros, empujados hacia la ruina por la duración de la pandemia y por las imprevisiones y errores del gobierno, también acumulan rechazo al las izquierdas que gobiernan.
Recientemente se organizó una cacerolada contra el gobierno que tuvo un seguimiento enorme, mientras la intensidad de los aplausos a las 20.00 horas decae cada día.
Pablo Iglesias se ha convertido en un auténtico lastre para el PSOE y, mas concretamente, para Pedro Sánchez. El líder de Unidas Podemos hace perder votos al gobierno cada vez que interviene en público, algo que ya se lo ha hecho notar varias veces el gurú estratega Iván Redondo.
Francisco Rubiales