El estrés te bloquea y a veces incluso se convierte en ESCUATRO o ESCINCO …
Ocurre cuando no comprendes determinadas cosas que suceden a tu alrededor.
O cuando los acontecimientos se desarrollan fuera de tu lógica.
O cuando no abarcas todo lo que deberías hacer en un determinado espacio de tiempo.
O cuando te suben el IVA.
O cuando te colocan radares a modo de safari, para que caigas en la trampa de la MULTAZA abominable y “saca-pasta”.
Si, el estrés te bloquea y no das pie con bola ni rindes la mitad de lo que eres capaz…
Para luchar contra ese enemigo silencioso que sin embargo se manifiesta a gritos, se me ocurren por lo menos dos opciones:
1-Opcion lexatín (me cuenta mi médico que una de sus pacientes lo llama el “a mi plin”)
2-Opción de “a palabras necias oídos sordos=Yoga real o virtual”...
Y que “salga el sol por Antequera”, o por donde quiera, y los estresados y estresadas de este mundo ¡a vivir felices, que son dos días!…
También nuestro cabello se merece la felicidad (que conste que en el se refleja muchísimo el estrés y el tute que le damos en el verano).
Para evitarlo tenemos las Mascarillas Colorprotection de Llongueras.
Las puntas abiertas, la sequedad o la porosidad, son algunas de las realidades causadas por el viento, la arena, el agua y en especial el sol, que destruyen la capa lipídica, encargada de su brillo y protección.
El proceso se agrava cuando el cabello es teñido, por lo que son necesarias las mascarillas reparadoras de Llongueras, que protegen la fibra capilar desde su interior, fortalecen su estructura y reducen la pérdida de color.
Son dos fórmulas innovadoras para pelos normales o secos y dañados, que no solo nutren e hidratan en profundidad, sino que además prolongan la persistencia, intensidad y luminosidad del color durante más tiempo, tanto si el cabello es teñido o no.
Consejo de experto:
Cualquiera de las dos se aplican sobre el cabello húmedo haciéndolas penetrar gradualmente en todos los mechones.
Se las deja actuar de dos a tres minutos para un resultado óptimo.
Se aclaran con agua templada y después con agua fría para sellar la cutícula.