‘el estudiante’: ficción envuelta en realidad política

Publicado el 15 julio 2013 por Cintasperdidas @cintasperdidas

En palabras de su director, la película El Estudiante es una ficción. Sin embargo, su fiel análisis de la realidad provoca que el espectador piense que está viendo una historia tan real como la vida misma. Quizá sin querer, quizá queriendo, Santiago Mitre, un joven director argentino con experiencia en el mundo del cine (fue codirector en varias ocasiones y coguionista en Carancho y Elefante Blanco, películas de éxito protagonizadas por Ricardo Darín) dirige su primera cinta en solitario con un retrato a la politizada Universidad de Buenos Aires.

La excusa para mostrar la ardua e intensa lucha por el poder dentro de la universidad es Roque, un joven proveniente del interior de Argentina que llega a Buenos Aires. La historia de este chico, la parte más ficticia de la película, se agiganta mientras va dejando de lado sus distracciones (las chicas, el alcohol, las fiestas, e incluso, la universidad), para ir adentrándose en el tema político, al que entra gracias a su increíble don de gentes. Con un poder inhumano de convencimiento, Roque logra llegar al panorama político principal en la universidad por su relación con una profesora. A partir de ahí, su escalada es repentina.

Unos constantes movimientos de cámara generan una extraña cercanía del espectador hacia la escena, siempre entre charlas, dentro de la facultad o en bares, donde los temas filosófico y políticos aumentan la calidad de un trabajado guión, el punto fuerte de una película independiente, con pocos medios y sin ayudas. Filmada casi como un documental, las escenas dentro de la universidad y con gente que no eran actores, que estaban allí haciendo su vida, generan realidad. 

Con un análisis a la política dentro de la UBA, el filme está premiada en varios festivales. El Estudiante es una mirada hacia las motivaciones y los objetivos personales, a la vez que logra plasmar una fiel realidad gracias al carácter auténtico de un ambiente que se muestra tal y como es. Las interpretaciones, algo flojas a excepción de un buen Esteban Lamothe, quitan algo de fuerza a una historia que se aleja de una ficción utilizada para mostrar, desde un punto de vista neutro, las dificultades y las barreras de la vida política.