Esos errores y desafíos, todos inútiles e innecesarios, productos de una chulería ideológica sin sentido, nos han costado muy caros y nos siguen causando daños que ojalá no sean irreparables. El último de ellos es la alianza de Estados Unidos con Marruecos, impensable si se tiene en cuenta que Marruecos tiene un régimen dictatorial y corrupto, ajeno a la democracia y capaz de sacrificar a sus ciudadanos como si fuesen ganado para el sacrificio, pero posible sólo por las estupideces del socialismo español, que ha empujado a Washington a que se abrece con Rabat.
Esa enemistad con la primera potencia mundial nos ha costado ya muy cara, aunque los daños sean ocultados por el gobierno. Hemo perdido numerosos contratos internacionales, tenemos dificultad con piezas de repuesto vitales para la defensa, ha dificultado la venta de nuestros barcos de guerra porque Estados Unidos no autoriza que sus equipos y tecnología sean exportados por España, hemos perdido contratos ya acordados como el mantenimiento de la Flota del Mediterráneo en astilleros españoles, y Estados Unidos está trasladando desde España sus instalaciones defensivas vitales a bases situadas en territorio marroquí.
Los medios españoles sometidos y comprados por el sanchismo ocultan esta verdad, como otras muchas, aunque se trate de un gravísimo problema porque España, sin el apoyo de Estados Unidos, es más frágil y está indefensa frente a regímenes corruptos, belicosos y suicidas como el marroquí, al frente del cual está un sultán multimillonario corrupto que, aunque no respeta los derechos humanos ni conoce la democracia, ha sabida aprovechar las estupideces del socialismo español para ganarse el apoyo y la amistad del país más poderoso del mundo.
La España de Sánchez está cada día más aislada, empobrecida y ausente de los centros de decisión internacionales. Ha perdido tanto peso y prestigio internacional que apenas cuenta. El nuevo presidente Joe Biden ha hablado por teléfono y saludado a los líderes de medio mundo, pero se niega a hacerlo con Pedro Sánchez, como castigo a las imbecilidades de la izquierda española.
Por culpa del sanchismo tenemos en peligro nuestras plazas africanas, nuestra seguridad y hasta las islas Canarias. Por culpa de Sánchez nos han cerrado canales de información vitales para la lucha contra el terrorismo. Por culpa de Sánchez nuestros productos han pagado royalties que los encarecen y les cierran mercados. Por culpa de Sánchez estamos en peligro frente a regímenes tan imprevisibles y corruptos como Marruecos.
Los socialistas españoles, pésimos conocedores de como funciona el mundo, creyeron que los desprecios norteamericanos a España eran cosa del presidente Trump, al que atacaron sin descanso a través de su prensa sometida, pero ahora comprueban con amargura que el nuevo presidente Biden mantiene la misma actitud de desprecio, a pesar de que es, en teoría, un presidente de izquierdas. Sánchez y sus tribu de mediocres alienados desconocen que las ofensas a Estados Unidos no tienen color ni ideología y que no se perdonan, mande quien mande en la Casa Blanca.
Francisco Rubiales