La tapa existe en Granada desde 1900 y poco, pero de aquellas se la denominaba "tapadera", ya que se ponía inicialmente solo con el vino para evitar que el aire lo estropeara. Fue más tarde cuando se utilizó el término "tapa".
En Lanzarote no hubo suerte, y las tapas había que pagarlas, algo a lo que nunca me acostumbré. Y en León, por suerte, al igual que Granada, también existe la costumbre de poner tapa con cada consumición.
Pero tengo que decir que nada tienen que ver las tapas de un sitio con las del otro, y no voy a entrar a explicar dichas diferencias, porque el motivo de esta publicación es otra.
No es la primera vez (ni será la última) que me encuentro en algún bar de León carteles colgados con frases del tipo: "La tapa es un regalo de la casa, no se exige ..." y por el estilo. Y como vengo de donde vengo, me entra la risa en esas ocasiones.
No es tampoco la primera vez que comento este tema con gente de León, y siempre les digo lo mismo: yo no voy a un bar a contemplar los cuadros que tengan colgados, ni porque el camarero me caiga bien (caso este último que en alguna ocasión puede darse), sino que voy a tomarme una caña CON SU TAPA.
Así que para mí, el valor de un bar está en las tapas que ofrece, que es lo que he hecho toda mi vida, en lo que me baso para ir a un sitio o a otro y es como funciona este tema en Granada.
Y el otro día me encontré un cartel en un bar de León, que por cierto es famoso por sus tapas de callos, mollejas, hígado encebollado, oreja, morro y similares, y me faltó levantarme y aplaudir cuando lo leí:
"UN LIBRO NO SE PUEDE JUZGAR POR SUS TAPAS, UN BAR SI"
👏👏👏👏👏👏
Y si alguien que lea esto no está de acuerdo, le invito a pasar por Granada y ya después si eso, volvemos a comentar el tema.
Nada más que añadir, señoría.