En las elecciones primarias celebradas del domimgo el peronismo de Alberto Fernández ha ganado al liberalismo de Mauricio Macri. El próximo y definitivo asalto se vivirá a partir del 27 de octubre con el inicio de votaciones correspondientes a las elecciones presidenciales.
No es un secreto que la economía argentina no está en uno de sus momentos más álgidos pero tampoco lo es el daño que el consenso de los analistas atribuyen a políticas populistas que fueron desarrolladas durante años de la mano del peronismo de los Kirchner.
Las nacionalizaciones de empresas e inseguridad jurídica junto a políticas de gasto desorbitado condujeron a este maravilloso país a una situación insostenible. La inversión busca la certidumbre y la seguridad jurídica, y la arbitrariedad de la expropiación y la perdida del capital por la decisión, más que cuestionable, de un ejecutivo no ayudan lo más mínimo al propósito de atraer inversión y riqueza.
La búsqueda de cabezas de turco recurrentes en Latinoamérica cuando las cosas van mal nos llevan siempre por el mismo sendero, expropiación e inseguridad jurídica. Se institucionaliza la corrupción, la ineficiencia, la pérdida de competitividad, la huida de inversión… Al grito de la culpa es de las empresas extranjeras que nos roban, se renacionalizan empresas que fueron reprivatizadas que volverán en un futuro va ser reprivatizadas para volver a ser renacionalizan de nuevo.
En mi opinión, todo ello lleva a un descrédito internacional que lejos de ayudar al crecimiento económico conducen a todo lo contrario.
Quizás esta vez sea diferente? No sé, pero lo cierto es que los mercados ya han empezado a visualizar un futuro poco halagüeño y las empresas españolas, cuya inversión en Latinoamérica tiene un peso importante, han empezado a sufrir mientras el banco central ha tenido que intervenir subiendo tipos para evitar una debacle aún mayor del peso argentino que ha sufrido una importante devaluación frente al dólar.