Después de treinta años ejerciendo la fiscalía y actualmente en el ámbito privado de la profesión, está en su derecho de expresarse con libertad sobre la situación del Sr. Urdangarín en el espinoso asunto del Palma Arena. No es conveniente llevar a cabo juicios paralelos, contrarios a la absoluta independencia y libertad que deben acompañar a los jueces en el ejercicio de sus funciones, pero el caso no huele bien. El sentido común dice que alguien metió la mano donde no debía y se fue con dineros públicos, que sí tienen dueño por más que se empeñase la ministra socialista en lo contrario, y ese alguien debe pagar por su felonía en el modo que establezca la ley. Si el Sr. Urdangarín fuese culpable y evitase la condena por un vericueto legal, perdería completamente la escasa fe que tengo en la especie humana. Opino que, en caso de demostrarse la responsabilidad del Duque de Palma en la apropiación de las cantidades que se señalan, la pena habría de ser ejemplar por tratarse de quien es, por la utilización de la Casa Real en beneficio propio y por el ejemplo que habría de suponer para todos los españoles la necesaria igualdad ante la ley.