El éxito, el fracaso; y su interpretación subjetiva

Por Kheldar @KheldarArainai

A raíz del curso intensivo que se impartió en Murcia este verano, he tenido la ocasión de ordenar mis ideas y ademas tuve la aportación de los propios asistentes… En torno a este tema. Me he dado cuenta de que doy/entrego/explico las cosas de tal manera que no evito ni enmascaro el fracaso ni el rechazo. No trato de suavizarlo ni de inculcar la idea de “inmunizarse” o de “estar por encima”.

Sin embargo, entre las “lunas americanas”, que es la manera de aludir a todo un subgrupo sin mencionar a nadie en concreto que apareció durante el curso… Es muy frecuente la costumbre de evitar enfrentarse a la realidad de un fracaso y un rechazo. Lo endulzan y lo suavizan de mil formas a pesar del tremendo resentimiento (y mayor desconocimiento) hacia las mujeres que muchos denotan.


Ya no solo es que no entiendan o no respeten los tiempos, ritmos y necesidades ajenas como dijimos hace tiempo en esta misma casa; es el hecho de que no se respetan a si mismos. No respetan su derecho a fracasar, a intentar algo y fallar. En consecuencia muchos acaban por intentar algo solamente cuando tienen la certeza -casi- absoluta de que tendrán éxito…

O bien no actuarán (se privarán a propósito de hacer lo que quisieran) para adelantarse a un eventual rechazo y negar que ocurra, impedir que se produzca ese rechazo.

En cambio se puede decir que en lo que a mí respecta y en algunos otros ponentes se pudo observar, el fracaso y el rechazo son cosas que abrazamos porque son la realidad ineludible cuando te enfrentas al hecho de tratar de conocer a personas que no conoces previamente y conseguir que pasen de desconocidos/as a ser amantes y amigos/as.

Es una cuestión sencilla en la que no cabe lógica alguna, pero se puede extraer una conclusión lógica de por qué hay éxitos al hacer esto. Ahí va:

Haces que SIENTAN cosas agradables, les transmites EMOCIONES deseables. Hay COMODIDAD en tu presencia y al no sentirse juzgados sin necesidad o puestos a prueba, aparece la CONFIANZA.

No hay mayor misterio en ello. El sencillo detalle de recibir una bofetada incluso, ya es un punto a favor tuyo por haber producido una respuesta emocional en una persona desconocida.

El éxito está escondido en producir esas respuestas emocionales de un modo fructífero y provechoso, adecuado y respetuoso, sutil y elegante pero no por ello antierótico. En otras palabras, vivir la magia de la seducción real… Y no lo que nos quieren hacer tragar por la fuerza, llamando “negocio local” a la seducción.

Demos por hecho que hemos recibido un rechazo sonoro. Que, como le pasaba a un antiguo conocido y alumno mío, casi todas las ocasiones en que lo intentaba o le abofeteaban o le echaban una bronca impresionante. O también pensemos en aquellos que tienen amigos que definen como naturales (pongamos por ejemplo a un chico guapo de rasgos exóticos y que trabaje de modelo) y a los que intentan emular.

Cada cual de estos casos tiene su respuesta emocional particular. El guaperas del amigo, probablemente no necesite hacer nada más que aprender a aprovechar las ocasiones que se le presentan solas. La gran mayoría de las veces no necesita nada salvo sexualizar el asunto. Y se da el lujo de hacerlo de una forma que a su amigo el que trata de imitarlo, le cuesta comentarios del tipo “cerdo, salido, payaso, subnormal”… Y alguna que otra bofetada.

Dado que cada uno de nosotros tenemos nuestra propia realidad y nuestras propias circunstancias, el intentar asumir la realidad de otros (sea imitando, modelando o como lo quieras llamar) no va a servir nada más que para demostrar incongruencia extrema y espolear a los demás a rechazarnos.

Sumemos que encima no sabemos enfrentarnos a ese rechazo, que ya es una respuesta emocional y algo beneficioso (ya que nadie invierte una respuesta emocional en algo o alguien que le resulta indiferente)… Y tenemos una tara mas en una pequeña horda de inadaptados y disociativos guiados por la mano de tal o cual persona.

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Las personas afines al espíritu de mi blog y mi tarea me dicen: “no inviertas tu tiempo y tus esfuerzos en decir y señalar donde otros fallan, ya que nosotros mismos aunque tardemos nos damos cuenta; y es gracias a eso y a buscar alternativas que muchos te acabamos encontrando“.

Muchas de estas personas pueden haberme encontrado así. Incluso gran parte de los que me siguen lo hacen de mis tiempos participando en sitios ligados a la industria.

Pero el hecho es que, si no hay nadie que mencione hasta qué punto llegan a hacer mal (sin contar sitios como Assanova o PuaHate), si no hay nadie para servir de eco a todos los descontentos y defraudados porque jugaron con sus necesidades, ilusiones y esperanzas… De poco sirve todo.

De poco sirve que cualquiera, yo mismo inclusive, hagamos las cosas de una manera diferente, mejor para vuestras necesidades y mas afín a vuestra persona.

Porque ellos están mas difundidos por mano de la publicidad y el marketing, convenientemente “respaldados” por Historias Catapulta (dícese del cuento que se inventa cualquier don nadie para aducir su “mejora sustancial” cuasi milagrosa en algo) y serán lo primero (y posiblemente lo único) que muchas personas vean.

Porque la mayoría de las personas, por cómo es la sociedad actual; tienen capada la curiosidad y el instinto de investigar y contrastar con alternativas que no les hayan intentado incrustar a base de publicidad de todo tipo.

En cierto sentido se puede decir que, cuando escribo cosas así, estoy vertiendo la opinión de miles de anónimos que se han sentido así, han pensado así y se lo han guardado ya que; como pasó con su adhesión y pertenencia a determinadas comunidades, no se lo contaron a nadie que no estuviera también en el ajo… Que resultan ser más bien pocas personas puestos a comparar con la población mundial actual.

No es que pretenda erigirme en portavoz de los descontentos; pero sí de mi propio descontento al ver a personas magníficas (hombres y mujeres indistintamente) dolidos y destrozados. Y cuando además la cosa afecta a personas cercanas a mí, o las personas que caen en esta conducta deshonesta me increpan por intentar salvaguardar su chanchullo… Me doy rienda suelta para soltar verdades como puños.

Casi literalmente, pierdo cualquier pedazo de indiferencia que pudiera retenerme de ofrecer una opinión real, contrastada con múltiples fuentes (la primera, los hechos que han rodeado a la persona/método del que hablo), entre las cuáles siempre intento contar con personas que hayan vivido más de cerca lo que estas gentes hacen.

Hablar desde el desconocimiento se lo dejo a otros. Es demasiado sencillo e insípido y no lleva a nada. Y ya que todo el mundo tiene derecho a dejar constancia de su opinión (aunque siempre lejos de un sitio donde ellos te la puedan borrar con tres clics del ratón); eso es lo que hago. Y de aquí no se mueve.

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En resumidas cuentas, aunque no he hablado de las burbujas de mediocridad en las que muchos se refugian y encierran cuando son incapaces de afrontar dificultades (fracasos y rechazos)… Os podéis hacer una idea con este escrito, mientras redacto algo para que reconozcamos si nosotros mismos recurrimos a una de esas burbujas.

Si la propia industria del ligue ha fracasado y se ha condenado al anatema es algo que podemos discutir ampliamente, pero los que están fuera de las burbujas son capaces de ver que se ha estancado y no conduce a nada.

Cualquier persona es susceptible de abandonarla en favor de temas realmente constructivos y beneficiosos… Cada cual, bajo su criterio.

Bajo mi criterio personal, cualquier persona que manifiestamente defienda a capa y espada las cosas que reducen la vida a un sinsentido de comportamientos mecanizados que no sirven para nada aunque te animen a mostrarte en el mundo de las mujeres… Esta desorientada. O alienada.

O sencillamente, como a gran parte de los hombres… Les vence la impaciencia y el deseo de que alguien les diga exactamente qué hacer y cómo, paso por paso. Aunque no tenga realmente sentido alguno y carezca de trasfondo emocional, o implicación alguna.

Para terminar por hoy… Cada cual que piense lo que quiera, pero la verdad es una y no cambia independientemente de que los espectadores sean o no conscientes de la misma. Habrá quien diga que es “mi verdad” y no tiene por que coincidir con “la suya”.

En el mundo hay tres verdades: la mía, la vuestra, y la verdad a secas. Yo he preferido experimentar y vivir por mi cuenta, lejos de los métodos y las personas que en resumidas cuentas creen que una persona como público objetivo; “si no es de mis seguidores (y no me lame el culo con diligencia) no vale la pena”.

Tengo la certeza de que eso de vivir mi propia vida y no una ficción comercial, ha hecho a “mi verdad” estar mucho más cerca de la verdad a secas; al menos más de lo que pueden estarlo otras “verdades”. No digo mejor que otra, ojo. Digo más cercana.

Aquel que tenga oídos, que escuche.

Kheldar