El éxito en Marketing en realidad es una anomalía

Por Manuel86zgz @manuelgsilva

El éxito en Marketing en realidad es una anomalía. Es algo relativamente impredecible. Piénsalo bien. De hecho, un estudio de Dun & Bradstreet de la Universidad de Arizona dice que un 90% de las empresas que fracasan lo hacen por errores en los Planes de Marketing.

Evidentemente, cuantos más conocimientos, experiencia y actitud tengas, más posibilidades de acercarte al éxito tendrás. Incluso, a la hora de emprender hay métodos muy útiles como el del “Lean StartUp”. Sin embargo, acertar en Marketing no es nada fácil. Influyen muchísimos factores culturales, empáticos, analíticos, etc, así como los movimientos de la competencia y la propia actitud de los mercados. Pocas ideas que se ejecutan siguen la versión inicial planteada al detalle. También ocurre en los emprendimientos de éxito, como, por ejemplo, sucedió con el lanzamiento de la Viagra.

Además, también ocurre que muchos empresarios incurren en la “Miopía del Marketing” al pensar más en términos de productos y servicios antes que en soluciones a las necesidades de los consumidores. Conceptualmente hablando, esto origina que muchas empresas incurran en la conocida escalera de Penrose y que crean que con sus  tácticas suben o bajan según el momento, pero, en realidad, siguen sin moverse del sitio, sin avanzar lo más mínimo al no escuchar y ponerse en el lugar del cliente. Por eso, las estrategias se cambian constantemente.

Asimismo, también hay que tener en cuenta que puedes tener un producto o servicio útil, pero si el mercado no está preparado para ello y no lo entiende, entonces no prosperará. ¿Quieres ver un ejemplo? Van Gogh sólo vendió un cuadro en su vida y ahora sus cuadros han pasado a la Historia y son valorados en millones de euros. Por ello, saber comunicar correctamente el mensaje es clave.

En definitiva, el Marketing es un ámbito muy bonito, pero también complejo y él éxito se consigue con mucho trabajo analítico detrás. La clave está en no dejar de aprender nunca, fallar y aprender rápido y experimentar mucho sin rendirse. En ocasiones, la última acción que no te habías planteado tanto puede ser la que te dé el éxito en tus objetivos.