Herbert Oré Belsuzarri 33°
Patriarca Gran Conservador.
EXPULSION DE HICSOS O ÉXODO
Si bien es complicado encontrar un personaje histórico que cumpla con las características del Moisés del Tanaj - Biblia, sí es más sencillo hallar un proceso parecido al Éxodo pero que no tuvo lugar en el reinado de Ramsés II ni en el de Merenptah.
Asentados profundamente en Avaris, que por su cercanía con la ciudad de Rameses (Qantir) pudo ser confundida en las escrituras, con los hicsos que fueron expulsados por Amosis I (Ahmose I) de esta región y otros puntos del imperio. La estela de este faraón fue hallada en 1947 y menciona tormentas y plagas durante su convulsivo reinado. Un monarca cuyo nombre, paradójicamente, se podría traducir como " el hermano de Moisés " (aunque no se puede descartar que solo sea una coincidencia lingüística). Durante su enfrentamiento contra los hicsos, Amosis I luchó contra los semitas que estaban asentados en Egipto, los cuales se consideraban cautivos, y los persiguió hasta los confines del imperio. Tras la expulsión de los hicsos, Amosis I reinaría otros 25 años más hasta 1526 a.C., siendo sucedido por su hijo Amenofis I.
La expulsión de los hicsos.
Amosis era miembro de la casa real de Tebas, hijo del faraón Seqenenra Taa. En algún momento durante el reinado de su padre o de su abuelo, Tebas se rebeló contra los hicsos, que gobernaban el Bajo Egipto. Cuando contaba siete años su padre murió de muerte violenta, posiblemente en guerra, algunos sugieren que fue asesinado por tres hebreos y es posiblemente el faraón sobre el cual se edificó la leyenda del Hiram Abiff que menciona el Tanaj y la Biblia.
Amosis tenía alrededor de diez años al morir su hermano por causas desconocidas tras un corto reinado de sólo unos tres años. Amosis I asumió el trono tras la muerte de su hermano, y luego de su coronación fue conocido como Neb-pehty-Ra. Durante su reinado, Amosis completó la conquista del Bajo Egipto y la expulsión de los hicsos del delta del Nilo, restaurando el gobierno de Tebas sobre todo el territorio de Egipto. También restauró el poder egipcio sobre los territorios de Nubia y Canaán. Después reorganizó la administración del país, reabrió canteras, minas y rutas de comercio, comenzando proyectos de construcción masivos de un tipo que no se había abordado desde la época del Imperio Medio. El reinado de Amosis puso los cimientos a la creación del Imperio Nuevo, en que el poder egipcio llegó a su punto más alto.
Así y todo, tampoco esta teoría cuenta con el respaldo general de la comunidad de historiadores, donde muchos niegan el origen semítico de los hicsos y siguen considerando un enigma su procedencia.
La aparición de los hicsos plantea uno de los mayores dilemas de la historia egipcia. Su origen, significado y permanencia todavía son objeto de estudio e investigación. Si comenzó como una migración paulatina, se transformó con el tiempo en conquista militar del territorio egipcio. Esta se logró por los avances tecnológicos que dieron a los invasores extranjeros ventajas tácticas que resultaron decisivas: introdujeron el arco compuesto, la armadura de escamas de bronce, las dagas y espadas curvas de bronce, la utilización del caballo y los carros de guerra (al final de su reinado), desconocidos por los egipcios. El uso intensivo del bronce dio a los hicsos una ventaja militar decisiva.
La fuerza militar egipcia consistía esencialmente en la infantería, armada con hachas, mazas, lanzas y escudos. El pueblo egipcio hasta esta etapa de su evolución era una población que se dedicaba esencialmente a la agricultura; donde los ejércitos se reunían en forma temporal para fines determinados durante lapsos acotados. No existía hasta ese momento un cuerpo armado en forma permanente.
LAS ESCRITURAS SAGRADAS DE LOS JUDIOS Y CRISTIANOS.
Tradicionalmente, los judíos y cristianos narran el éxodo de los judíos de Egipto en la Tora y la Biblia y atribuyen el libro del Éxodo a Moisés, quien habría entremezclado la tradición yavista, elohísta, deuteronómica y sacerdotal.
La Tradición yahvista, considerada la fuente más antigua, trata de narraciones que constituyen la mitad del Génesis y del Éxodo, más unos fragmentos de Números. Describe a un dios parecido a un ser humano, llamado Yahvé (YHWT) en todas partes, y tiene un especial interés en el territorio del reino de Judea, de personas relacionadas con su historia y originalmente compuesto hacia el 950 a.C.
La Tradición elojista, es paralela a la yahvista y a menudo duplican las descripciones. Constituyen una tercera parte del Génesis y la primera parte del éxodo, además de fragmentos de Números. Describe a un dios parecido a un ser humano, llamado Elohim y Yahvé después del incidente de la zarza ardiente, donde Elohim se revela a sí mismo como Yahvé. Se centra en el reino de Israel y en el sacerdocio, originalmente compuesto 850 a.C.
La Tradición deuteronómica, que da forma a una serie de sermones acerca de la ley y forma parte del Deuteronomio. El término distintivo para dios es YHWT Elohainu, traducido como "El señor nuestro dios". Originalmente compuesto hacia el 650-621 a.C.
La Tradición Sacerdotal, que había centralizado el sacerdocio con listas especialmente genealógicas, fechas, números y leyes. Describe a un dios distante y despiadado, a quien llaman Elohim, copiando partes de la tradición yavista y elojista, pero alteran detalles para resaltar la importancia del sacerdocio. Constituyen un quinto del Génesis, partes substanciales del Éxodo, Números y casi toso el Levítico. Su estilo literario es muy bajo y compuesto entre el 550 - 400 a.C.
LAS TEORIAS MODERNAS SOBRE EL EXODO.
Los investigadores y científicos no disponen de evidencia para corroborar o sustentar lo narrado, en el Tanaj y la Biblia, desde un punto de vista historiográfico crítico. El libro del Éxodo constituye solo una narración de carácter religioso y cultural, un legendario mito fundacional, en el que los eventos relatados no deben ser interpretados como hechos reales, sino como una semblanza po ética y una epopeya de identificación nacional de considerable valor simbólico.
Aun así, la posible historicidad del evento ha dado lugar a diferentes teorías especulativas. Por ejemplo, sostienen que los hebreos no habrían sido dejados en libertad sino que habrían sido expulsados de Egipto. Según esta teoría, el tema en cuestión se encontraría ligado a la expulsión de los hicsos, evento descrito en papiros, así como en paredes de tumbas, pirámides y obeliscos.
La situación es complicada debido a que la tradición hebrea ha sido inicialmente y durante varios siglos una tradición de corte oral, de la que por el momento sólo se conocen documentos escritos que datan del siglo VIII antes de la Era Común.
Existe también la denominada " hipótesis de los dos éxodos". Ante la ausencia de pruebas arqueológicas sobre el éxodo de los israelitas, algunos investigadores suponen que la tradición hebrea podría estar basada en fragmentos o restos de hechos reales y plantean la posibilidad de que haya ocurrido más de una salida de grupos semíticos desde Egipto en dirección Canaán.
Siempre en el campo de las suposiciones, Sigmund Freud en su libro Moises y el monoteísmo (1934-1939), suponen que el éxodo pudo haber sucedido en tiempos de Amenhotep IV, a quien se conoce también como Akenaton. Freud sostiene que la conexión monoteísta entre Akenatón y Moisés es sugerente y bien podría constituir una solución para el enigma que emana del libro del Éxodo.
Existen otras tantas hipótesis, algunas contemplan olas migratorias que pudieron haber dado lugar no solo a uno sino a varios éxodos. Sea como fuere, la " hipótesis de los dos éxodos ", responde mejor que otras a lo ocurrido en términos históricos al surgir diferentes restos recogidos por la tradición oral hebrea que, con el paso del tiempo, fueron entremezclándose y por último se fusionaron, dando lugar a la narración del libro del Éxodo.
Por otra parte hay quienes como Finkelstein que afirman: " El éxodo no existió", sosteniendo que bajo la lupa de las indagaciones arqueológicas no hay prueba ninguna del éxodo; que décadas de búsquedas en Kadesh (Barnea) no arrojaron ningún resultado absoluto, a lo que se suma la completa inexistencia de evidencias egipcias -quienes, según él, eran fabricadas por " excelentes cronistas"-, y sobre todo -sostiene Finkelstein- porque la arqueología contradice sistemáticamente a la Biblia en este tema: hay evidencias de que en Canaán, (la Tierra Prometida), existían ya asentamientos proto israelíes desde mucho antes que las posible fechas del Éxodo desde Egipto. En otras palabras, Finkelstein propone que no existió ninguna conquista comandada por el guerrero israelita Josue, sino que Canaán fue invadido pacíficamente varios siglos antes de Josué por parte de nómadas extranjeros proto hebreos durante el declive de las ciudades-estado cananeítas.
El Pentateuco " es una genial reconstrucción literaria y política de la génesis del pueblo judío, realizada 1500 años después de lo que siempre creímos", sostiene Finkelstein, director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv.
Añade que esos textos bíblicos son una compilación iniciada durante la monarquía de Josías, rey de Judá, en el siglo VII a.C. En aquel momento, ese reino israelita del Sur comenzó a surgir como potencia regional, en una época en la cual Israel (reino israelita del Norte) había caído bajo control del imperio asirio.
El principal objetivo de esa obra era crear una nación unificada, que pudiera cimentarse en una nueva religión. El proyecto, que marcó el nacimiento de la idea monoteísta, era constituir un solo pueblo judío, guiado por un solo Dios, gobernado por un solo rey, con una sola capital, Jerusalén, y un solo templo, el de Salomón. En sus trabajos, que han marcado a generaciones de la nueva escuela de la arqueología bíblica, Finkelstein establece una coherencia entre los cinco libros del Pentateuco: el Génesis, el Éxodo, el Levítico, los Números y el Deuteronomio. Los siglos nos han traído esos episodios que relatan la creación del hombre, la vida del patriarca Abraham y su familia -fundadores de la nación judía-, el éxodo de Egipto, la instalación en la tierra prometida y la época de los Reyes. Esos relatos fueron embellecidos para servir al proyecto del rey Josías de reconciliar a los dos reinos israelitas (Israel y Judá) e imponerse frente a los grandes imperios regionales: Asiria, Egipto y Mesopotamia.
Por otra parte otros estudiosos, se ha planteado diferentes puntos de vista respecto a la historicidad del Éxodo, considerándose la falta de registros, evidencia arqueológica y otros tantos factores. Se originaron distintas teorías que difieren del relato bíblico original. Una de las objeciones se plantea con la tremenda presencia militar egipcia que seguía la ruta costera del Mediterráneo hasta Canaán. Pero la Biblia nos demuestra que al decir eso, los críticos no estaban tomando en cuenta algo importante: los hebreos no siguieron la ruta del Mediterráneo.
Otra objeción es la falta de registros egipcios sobre el hecho, al que se han contrapuesto opiniones como la del egiptólogo británico Kenneth Kitchen, que dice, que los enormes archivos de papiro que estuvieron almacenados en Egipto han desaparecido: " En el fango del delta del Nilo, embebido de agua, no hay papiro que sobreviva (mencione o no a los hebreos fugitivos)... En otras palabras, dado que los archivos oficiales del s. XIII procedentes de ciudades situadas en la parte este del delta del Nilo se han perdido al cien por cien, no podemos esperar que contengan menciones de los hebreos o de cualquier otro pueblo".
LOS DATOS DEL TANAJ Y LA BIBLIA
Según el Tanaj y la Biblia en el Bereshit y Génesis la familia del patriarca Jacob salió desde el valle de Beerseba en Canaán (Bereshit 46:5 y Génesis 46:5) y bajo el amparo de José, hijo del patriarca hebreo Jacob y primer ministro de Egipto, los hebreos se establecieron en el valle de Gosén, en la región llamada Ramesés (Bereshit 47:6 y Génesis 47:6), y allí se multiplicaron. José murió a la edad de ciento diez años (Bereshit 50:26 y Génesis 50:26), la esclavitud de los hebreos en el Antiguo Egipto comenzó tiempo después, en un período aún indeterminado.
La ciudad egipcia de la cual salen los israelitas en el Éxodo también es llamada Ramesés, y según la tradición de la Tora y Biblia, se trató de unos 600.000 varones (sin contar a las mujeres, niños y ancianos, ni tampoco a las personas no hebreas que los acompañaron). Ramesés según los arqueólogos es la actual Qantir en el Bajo Egipto, en la tierra de Gosén, donde vino a morar la familia de Jacob bajo el amparo de José y donde se multiplicaron los hebreos en aquellos tiempos (Bereshit 47:1 y Génesis 47:1). Desde Sucot, los hebreos y quienes le acompañaban salieron a Etam, a la entrada del desierto (Shemot 13:20 y Éxodo 13:20) y fueron a acampar a Pi-hahirot, " entre Migdol y el Mar de cañas (Yam Zuf: Mar Rojo) hacía Baal-Zefón ".
En Bereshit 15:13 y Génesis 15:13 aparece un relato en el que Dios le indica a Abraham que su descendencia morará en tierra ajena, y que una nación extranjera les afligiría, esto por un período de 400 años. Según la redacción de este pasaje tales 400 años pueden referirse tanto a la experiencia de ser forasteros como al período de esclavitud que empezó mucho después de la muerte de José en Egipto. En Shemot 12:40 y Éxodo 12:40, se indica que se cumplieron 430 años exactos de la " morada de los hijos de Israel en Egipto " el mismo día en que se liberó al pueblo hebreo mediante Moisés.
En Gálatas 3:17 el autor de la epístola señala que la Ley llegó a existir 430 años después de que Dios hiciera un pacto con Abraham y su descendencia, lo que parece dar a entender un punto de vista en que los 430 años incluyen la morada de Abraham en Canaán. El romano, Flavio Josefo escribió en Antigüedades judías, Libro II, capítulo 15, párr. 2: " Salieron de Egipto en el mes de xánticus (el mes macedonio que Josefo equiparó al mes de Nisán),... cuatrocientos treinta años después de la llegada de nuestro antepasado Abram a Canaán". (Obras completas de Flavio Josefo, por L. Farré, 1961, tomo 1, p. 168.) Así, según esta opinión presente en el siglo I, los 430 años se cuentan desde el tiempo en que Abrahán cruzó el Éufrates camino de Canaán hasta el tiempo en que los israelitas salieron de Egipto.
Posteriormente en la Biblia se explica que el Templo de Salomón se construyó alrededor de 480 años después de la salida de Egipto (1 Reyes 6:1).
LOS DATOS DE LA HISTORIA EGIPCIA.
La datación de la cronológica del libro del Éxodo es dificultoso, para alcanzar una certeza razonable. Pero, en general, se tiende a suponer que una correcta identificación del Faraón mencionado en el Éxodo sería la clave para establecer la cronología apropiada para el Éxodo. Algunos, sin embargo, cuestionan las evidencias arqueológicas que sostienen la fecha del Éxodo y la fecha de la conquista de Canaán, pero los asentamientos conocidos más antiguos de israelitas no aparecen hasta el 1230 a.C., mucho después que los muros de Jericó fueran destruidos, además de la falta de evidencia de un Éxodo de tamaña magnitud, y la ausencia de evidencia de un asentamiento en el desierto del Sinaí o Arabia. Tampoco hay evidencia de la conquista militar de Canaán.
Son tres los faraones propuestos en cuyo reinado, pudo suceder el éxodo:
Amosis I (1550-1525), que cae en el siglo XVI a.C., y coincide con el período de la expulsión de los Hicsos. Este vínculo entre los israelitas y los hicsos fue propuesto por Flavio Josefo en el siglo I d.C.
Tutmosis I (muerto sin descendencia varón el año 1492 AC), Tutmosis III o Amenhotep II de la Dinastía XVIII del siglo XV a.C. Se ha considerado ese siglo por autores como Hans Goedicke, egiptólogo de la Universidad Johns Hopkins, que cree que las plagas de Egipto pudieron haber coincidido con la erupción de la isla de Tera (Santorini) en 1477 a.C.
Ramsés II o Merenptah de la Dinastía XIX ―1279-1213 a.C.―. Tienen el soporte de los semíticos en tiempos de los hicsos, aunque esto contradice algunos aspectos claves narrados en la Biblia. A pesar de todo, hay quienes creen que esta hipótesis concuerda con los recientes descubrimientos arqueológicos en Tell el-Daba y Jericó. Esta hipótesis se sustenta principalmente en el nombre de la ciudad de almacenamiento que los israelitas fueron obligados a construir, una de las cuales se denominó Ramesés, y junto a Pitom son ubicables en los tiempos de Ramsés II. La ciudad o localidad en que vivían los israelitas en el delta del Nilo es llamada también Ramesés: (Shemot 12:37 y Éxodo 12:37): " Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños..." (Vayis'u veney Yisra'el meRamses Sukotah keshesh-me'ot elef ragli hagevarim levad mitaj). Bemidbar 33:3 y Números 33;3: " De Ramesés salieron en el mes primero, a los 15 días del mes primero..." Bemidbar 33:5 y Números 33:5: " Salieron pues, los hijos de Israel de Ramesés y acamparon en Sucot ".
Si se acepta esta última hipótesis, el faraón opresor inicial habría sido Seti I, cuyo gobierno tuvo lugar entre 1294 y 1279 a.C., y el Éxodo se habría desarrollado durante el reinado de Ramsés II (quien gobernó Egipto entre 1279 y 1213 a.C.), considerándose en términos de investigación el año 1250 a.C.