La fórmula es casi perfecta en términos comerciales. Además de contar con las mencionadas estrellas, el largometraje propone una fábula reconciliadora -por lo tanto gratificante- en más de un sentido: desarticula los prejuicios de los ingleses con respecto a la India y a sus habitantes (pocas cosas tan reparadoras como amigarse con una ex colonia); les ofrece una segunda vida a los ciudadanos viejos que el Reino Unido post-Thatcher descarta; recuerda que el amor no tiene edad (tampoco es necesariamente heterosexual) y que aparece en el lugar y el momento menos esperados.
Otros factores que aprecia el consumidor de este tipo de producciones: el acento british de los protagonistas, las postales de una India generosa en colores, aromas y sabores, el desarrollo de un humor políticamente correcto, la dosis justa de sensibilidad que evita el riesgo de melodramatismo, por supuesto las actuaciones de Dench, Smith, Imrie, Wilkinson, Nighy y compañía.
Sin dudas, El exótico Hotel Marigold es una feel good movie, de ésas que posicionan al cine inglés en un lugar de privilegio (Cuatro bodas y un funeral es uno de los antecedentes más recordados del género). La representación de la tercera edad es absolutamente idílica, en las antípodas de Nunca es tarde para amar, Venus, e incluso de la deliciosa Un feriado particular.
De esta manera, “Ol” Parker contenta al público ávido de historias que revelan la importancia de una segunda oportunidad. Lo hizo seis años antes con Imagínanos juntas; de ahí la sensación de previsibilidad que la nueva experiencia a gran escala provoca en algunos espectadores.