Hace poco, cuando me pegué el maratón intensivo de Life, me llamó poderosamente la atención uno de los capítulos de la segunda temporada, en Not for nothing, los detectives Crews y Reese tienen que investigar un asesinato en una universidad donde se estaba llevando a cabo una copia del Experimento de Standford.
Este capítulo afecta particularmente a Crews y su amigo Ted, pues ambos fueron prisioneros y sufrieron en sus carnes los abusos de los carceleros.
El experimento de Standford se llevó a cabo en los años setenta. Se reclutó a un grupo de voluntarios, ambos serían divididos en guardianes y reclusos e internados en una ficticia prisión. El experimento iba a durar, en teoría, dos semanas pero a los seis días fue cancelado porque evidentemente se les fue de las manos. Hubo abusos por parte de los guardias, motines, situaciones de estrés en los reclusos, castigos físicos, huelgas de hambres... en fin que más que un experimento sociológico a mi me pareció una auténtica tortura. Es más, el mundo academicista siempre ha cuestionado la validez de ese experimento.
En un capítulo de Veronica Mars de la tercera temporada también se lleva a cabo un experimento similar en la universidad de Hearst, My Big Fat Greek Rush Week. Siendo Logan uno de los reclusos y Wallace uno de los guardianes.
En el año 2001 se rodó una película El experimento basada en la novela de Mario Giordano que a su vez se inspiró en el experimento de Standford. Hay muchas obras de ficción que explotan la idea de un grupo de personas encerradas sometidas a presión o acontecimientos que las superan física y mentalmente. Me viene a la cabeza la película Cube que jugaba con esa idea. O un capítulo de la cuarta temporada de Doctor Who, titulado Midnight, digno de verse, donde los encerrados en una especie de autobús se convierten en turba y se ve lo peor de lo que llevamos dentro. Nunca se ha visto al Doctor tan derrotado y asustado.
Existen otros experimentos que nos muestran la cara menos agradable de la humanidad. El experimento Milgram nos hace ver que somos capaces de ser crueles con nuestros semejantes sin cuestionarnos nada siempre que nos lo ordene un superior. Como siempre la realidad supera a la ficción.