El bien más precioso que todos tenemos es la salud. Pues bien, la salud también es objeto importante de los recortes de este gobierno criminal cuya ministra del ramo, quizá en el único acierto que se la puede adjudicar es apellidarse Mato.
La Salud se está tratando de mercantilizar y privatizar, y las grandes empresas constructoras y financieras han encontrado un filón. Si hay algo que puede ser un negocio redondo es aquel que depende de lo más vital, de la salud, algo que nadie está dispuesto a renunciar. El PP madrileño, desde hace cuatro años, está proponiendo a grandes empresas la tarta para que se forren. El entonces Consejero de Sanidad de la CAM, Güemes, ya les ofreció grandes oportunidades de negocios.
Desde luego, la máxima responsabilidad es del PP, gobierno que está desmantelando poco a poco la Sanidad Pública. Pero hay más responsables. Y la cosa viene de largo porque la apoyatura legal que sostiene que la Sanidad Pública pueda ser privatizada, viene de una ley de hace quince años. La ley 15/97 que fue aprobada por el PP, el PSOE, CiU y PNV. Así es que me produce urticaria ver cómo defienden los socialistas la Sanidad Pública hoy, cuando durante los más de siete años de Zapatero han podido, así se lo pidió Izquierda Unida, derogar esa ley, y hoy no tendríamos ese problema. Pero estamos siempre con lo mismo, un partido de quiero y no puedo, de amagar y no dar, de nadar y guardar la ropa, mientras que el PP no se lo piensa dos veces y aprovecha cualquier resquicio, y así nos va.
La sanidad pública ha sido y es ejemplar. Y su coste muy inferior a otros países donde es peor, el gasto público sanitario es del 7% del PIB, por debajo de la mayoría de los países importantes de Europa. ¿Por qué se quiere cambiar? Intentemos mejorarla y reducir costes, pero sobre el sistema de salud que ya existe y que ha sido reconocido en todo el mundo como uno de los mejores.
No sólo no está demostrado que no es más económica la Sanidad privada que la pública, al revés, el llamado modelo Alzira –que es el que aplica el PP-- es muy claro. El hospital de aquella ciudad tuvo pérdida durante los primeros años, entonces la Comunidad Valenciana lo cerró y soltó a la empresa adjudicataria 25 millones de euros, para después volverlo a sacar a concurso y dárselo de nuevo, saneado, a la misma empresa. Un negocio redondo.
Manifestaciones y huelgas de todos los profesionales desde hace varios días no están haciendo cambiar a la C.A.M. Médicos, enfermeros, auxiliares, administrativos, bedeles y demás personal está en lucha. Hoy, ya 118 directores de los centros de salud están dispuestos a dimitir en el momento en que se publique el procedimiento aplicado ayer.
Se ha presentado, por la plataforma de profesionales, una oferta de ahorro, que naturalmente no ha sido aceptada por el Consejero Lasquetty. Porque todo está decidido, pero, sin embargo, el consejero dice que la oferta de los profesionales le ha decepcionado, cuando él, al ser preguntado por el ahorro al privatizar los hospitales y los centros de salud, no ha sido capaz de responder. Y no es que no lo sepa, es que lo sabe bien y por eso no lo dice. Porque la razón no es el ahorro, sino la conversión de lo público en privado.
Otro ejemplo de cómo gestiona Lasquetty la Sanidad pública –la quiere hundir—, es lo que ocurre en el Hospital de Collado Villalba, que sin entrar en funcionamiento, el año que viene costará la friolera de casi un millón de euros al mes.
Antes Lasquetty decía que eran 533 los millones que había que ahorrar, ahora son 200, una muestra más de la seriedad de este gobierno madrileño que además echa la culpa a los profesionales de poner en peligro la salud de los pacientes. Son 5000 las operaciones aplazadas, y una gran cantidad de citas se han retrasado de forma importante –yo tenía una para el 8 de enero y ayer me han llamado para retrasarla a febrero—, y parece que, desde la CAM, se llaman a andanas y no se hacen responsables de nada.
No nos dejemos engañar, no creamos en excusas de mejora de gestión, de ahorro, porque el objetivo es mucho más amplio: cargarse el Estado del Bienestar, privatizar todo lo posible para adelgazar lo público y que las empresas privadas obtengan pingües beneficios. Un claro cambio de modelo social.
Son como el caballo de Atila han entrado en los gobiernos y por donde pisan no vuelve a crecer la hierba pública. Ese es su objetivo. La Educación, la Salud, los Servicios Sociales sólo para quienes puedan costeárselos. Mientras, las empresas privadas a obtener beneficios y los ciudadanos no pudientes, desprovistos de los derechos más elementales, a la beneficencia.
La Sanidad Pública no se vende, se defiende
Salud y República