Expresionismo (música), tendencia estilística, que floreció alrededor de la I Guerra Mundial (1914-1918) y dio voz a las ansiedades y los miedos de la humanidad en el siglo XX, por medio de obras intensas, musicalmente complejas y de cuidada estructura. Como en general por retórica se entendía el arte del engaño, también en música, las técnicas convencionales se distorsionaron y se evitaron las armonías tradicionales en favor de otras disonantes y complejas que se utilizaron ampliamente. Este estilo de música suele usar la atonalidad o desvirtuar la tonalidad clásica. La polifonía (el entretejido de líneas melódicas), a menudo densa, hace que la melodía, en el sentido tradicional, sea irreconocible.Al igual que el impresionismo, el expresionismo es un término aplicado a la música por analogía con el movimiento de ese nombre en las artes visuales (sobre todo en la pintura) y, en la literatura (véase Expresionismo), expresionismo supone la antítesis del impresionismo. Los antecedentes del expresionismo en la música pueden apreciarse en las obras de compositores del romanticismo tardío como el alemán Richard Wagner y el austriaco Gustav Mahler. Entre los ejemplos hay dos óperas de la primera época del compositor alemán Richard Strauss, Salomé (1905) y Elektra (1909).Las piezas más representativas de este movimiento son algunas obras del compositor austriaco Arnold Schönberg, como las escenas dramáticas de Erwartung (Expectación, 1909) y Die Glückliche Hand (La mano afortunada, 1913), así como el ciclo de canciones Pierrot Lunaire (1912), en las que abandona todas las reglas con el objeto de lograr para su expresión musical la más absoluta independencia. También son notables las óperas de Alban Berg, Wozzeck (1921) y Lulú (1935), cuya primera representación data de 1979. El estado anímico del angst y la oscuridad psicológica también se muestran en la música instrumental de la segunda escuela vienesa: las Cinco piezas para orquesta de Schönberg, Opus 16 (1909), las Seis piezas para orquesta de Anton von Webern, Opus 4 (1910) y las Tres piezas para orquesta del Opus 6 (1914) de Berg todas ellas son obras breves y efímeras, pero escritas para orquesta. Otros compositores con elementos expresionistas fueron Paul Hindemith de Alemania, Béla Bartók de Hungría y Serguéi Prokófiev de Rusia.