El extraño ser reniega de los pobres, desprecia a los indígenas, traza su línea sanguínea quizás hacia qué pueblo bárbaro europeo. El extraño ser culpa de todo a los inmigrantes; no los escucha, no los entiende, no les importan. El extraño ser cerraría las fronteras, exigiría muestras de sangre de ser necesario a quién quiera pisar “su” territorio, al que llama país, si de él dependiese.
Para el extraño ser no hay tiempo que perder leyendo libros. Su fuente escrita de conocimientos son números, cifras; alzas o caídas de la bolsa. El extraño ser solo lee aquello que le permita rentabilizar. La vida es un juego, un casino. En cada decisión se debe ganar dinero, no perder. Por eso respalda gobiernos populistas, de esos que prometen cosas tan “tangibles” como: tiempos mejores o podemos vivir mejor. Porque sabe que lo vacuo vende.
Al extraño ser, sabiéndose intocable, no le importa llenar el cielo de cámaras de seguridad que controlen a los pobres que supuestamente le quieren quitar todo. No le importa llenar las escuelas y universidades de policías y militares. El extraño ser le ha declarado la guerra al pensar, al filosofar, al disentir, al construir una sociedad entre todos.
El extraño ser es contagioso. Teniendo a su mando canales de televisión, radios y prensa escrita, el extraño ser esparce sus mentiras como verdades a nivel nacional. Y como todo el sistema está organizado por él mismo, logra que los que menos tienen se sumen a su discurso de odio y lo esparzan entre ellos mismos, como una infección. Y así logra que los pobres odien a los otros pobres, mas nunca dirijan su odio a él mismo; fuente de la infección.
El extraño ser valiéndose de recursos infinitos mantiene su hegemonía, ha hecho de su retorcida forma de pensar el estándar de pensamiento. Su forma de actuar es la “correcta”. El resto, todos equivocados.
Un extraño ser se mueve entre las sombras, como un vampiro sediento de sangre, como una rata que solo se alimenta de basura. Y por lo general, su eslogan de vida es: dios, patria y familia. Cuál de los tres más intangible que el otro. Pero bueno, cosas de este raro personaje.
El extraño ser del que hablamos no es otro que un ser llamado: Ser de derecha.
Si lo ve, no lo escuche. Y si lo escucha, no le crea. Solo quiere someterlo a usted y los suyos a su máquina que funciona y opera a sangre humana. Es un peligro andante. Es un ser de derecha.
Por Pablo Mirlo