El extraordinario rito funerario de los Toraja

Publicado el 12 octubre 2012 por Tdi @RLIBlog

Tongkonan

Los Toraja son un grupo étnico indígena de la región montañosa del sur de Célebes Meridional, Indonesia. La mayor parte de la población es cristiana o musulmana, pero aún así siguen practicando sus tradiciones animistas conocidas como aluk ("El camino"). Entre estas tradiciones, destacan sus costosos ritos funerarios que a menudo sumen en la ruina a familias durante generaciones.
Los Toraja creen que el alma no abandona el cuerpo cuando muere. Por una parte, dicen que en el pasado los Toraja creían que un hombre debía enterrarse en su lugar de origen, no donde murió. Dado que los pueblos estaban muy aislados, para los familiares era muy difícil transportar los cadáveres a largas distancias. Entonces se buscaba la ayuda de aquellos que podían hacer caminar a los muertos, para que este pudiera volver a su hogar. Esta práctica era muy común en Mamasa. Se decía que si alguien se lo encontraba directamente, el cadáver se derrumbaría y sería incapaz de completar su viaje. Por eso era acompañado por sus familiares, quienes avisaban a la gente para que no hablaran al cadáver. Actualmente, el mejor estado de las carreteras ha hecho que las familias opten por transportarlo personalmente.

Supuesta fallecida Toraja caminando


Hay otra teoría que dice que ellos creen que la muerte es un proceso largo, y que el muerto tarda años en alcanzar el más allá. Por lo tanto, se realizan costosos y elaborados funerales para facilitar su paso al paraíso. En el caso de que las familias no puedan costearse el funeral, usarán un ataúd temporal. Una vez que el ataúd permanente está listo, se levanta al muerto y este camina de nuevo.
Rito funerario
En la religión aluk, cuanto más rico y poderoso era el difunto, más ostentoso es su funeral. Solo los nobles tienen permitido celebrar un amplio funeral. Normalmente se construye un lugar ceremonial llamado Rante donde se construyen los refugios para los invitados. Los toraja expresan su pena con cantos funerarios, poemas, música de flauta, llantos y lamentos, con excepción de los funerales de niños jóvenes o adultos pobres de bajo estatus.
A veces se esperan días, meses o años hasta que la familia consigue el dinero para costearse el funeral. Los Toraja creen que la muerte no es inmediata, sino que se tarda en llegar a Puya, o el más allá. En ese tiempo, el cadáver se envuelve en varias capas de tela, se preserva en formalina (antiguamente usaban ciertas hojas) y mantenido en Tongkonan, unas casas tradicionales con el tejado curvo. Se cree que el alma del difunto permanece en el pueblo, considerándolo enfermo y siendo alimentado.

El momento más importante de la ceremonia es el llamado Rambu Solo, es decir, la pelea y sacrificio de los búfalos. El número de búfalos sacrificados depende de la importancia de la persona. Para ello, los deguellan frente a los invitados con un machete. Por supuesto, no todos los búfalos tienen el mismo valor, siendo más valorados los albinos o los que poseen algún tipo de mancha. Los cuerpos sin vida de los animales se mantienen junto con el difunto, que se encuentra en "estado de sueño". Los búfalos ayudarán al fallecido en su viaje hacia Puya. Cuando el espíritu alcance el paraíso, actuará como protector de la familia.
Además de sacrificar búfalos, también hacen lo mismo con los cerdos. Por otra parte, realizan peleas de gallos, conocidas como bulangan londong. Son sagradas porque implican un derramamiento de sangre en la tierra. Aunque basta con el sacrificio de tres gallos, la ceremonia ha perdido el sentido religioso y no es raro llegar a los 25 pares, realizandose apuestas incluso por teléfono.
Los Toraja también creen que los nobles deben ser enterrados entre el cielo y la tierra, por lo que llevan su cuerpo a los acantilados de caliza, custodiados por efigies humanas llamadas Tau tau. Tradicionalmente, solo muestran el sexo del difunto, pero también puede mostrar rasgos faciales o poseer pelo. Allí pueden introducir el ataúd en una cueva, en un agujero tallado en la roca o pegado al acantilado. Esto depende de la riqueza de la familia. También tendrá objetos que necesitará en la otra vida. Los ataúdes de los niños o bebés estarán colgados con cuerdas en el acantilado o un árbol. Estas irán pudriéndose hasta que caiga el ataúd.

Aunque hay funerales durante todo el año, la época seca entre agosto y septiembre es la más propicia para verlos. En algunas ceremonias se llegan a matar a 100 búfalos. Esta suele ser una de las pocas oportunidades que tienen los Toraja de comer carne. Por eso, los funerales de los nobles atraen a miles de personas.
Funerales de bebés

Cuando un bebé muere antes de que le crezca su primer diente, se le devuelve a la naturaleza, ya que consideran que pertenece a ella. Para ello, hacen un nicho en un árbol, donde introducen al bebé y lo tapan, esperando que el cuerpo sea absorbido pro la planta y su alma viaje al cielo a través del tronco.
Fuente: Incitoprima, Ocholeguas,  Extraordinary intelligence, Transitionsabroad