El factor Eastwood (I)

Publicado el 18 agosto 2010 por Mike_lee

El pasado mes de mayo, Clint Eastwood cumplió ochenta años. Director de cine, actor, productor, músico e innegable icono de la cultura popular estadounidense, a lo largo de su carrera ha conseguido grabar a fuego en la mente de los espectadores la imagen de tipo duro que representan personajes como Harry el Sucio o el pistolero sin nombre, la cual luego se encargaría de desmitificar en películas como El Jinete Pálido, Sin Perdón o Gran Torino. Resultaría una tarea titánica enumerar y analizar minuciosamente todos los títulos que componen su extensa y rica obra, por lo que a modo de homenaje me gustaría centrarme en determinados temas que unifican su filmografía.

Justicia poética
Por regla general, en las obras de Eastwood ley y justicia no van de la mano. El western es uno de los géneros donde esta ruptura se puede apreciar con mayor claridad, pues, como aprendió de Leone, los terrenos desérticos e inhóspitos son idóneos para que forajidos y buscadores de fortuna impongan sus propias leyes con mano dura. En este ambiente surge la figura del héroe atormentado por su pasado, quien deberá enfrentarse a los bandidos sin mostrar piedad alguna, tal como sucede en Infierno de Cobardes, El Fuera de la Ley, El Jinete Pálido o Sin Perdón.

No sólo en el oeste, sino también en la gran ciudad un individuo se verá obligado a desafiar al poder establecido (incluso llegando en última instancia al magnicidio de Poder Absoluto). Aquí entramos en los dominios del thriller, género que no necesita de grandes artificios para lograr efectividad, como demostró Don Siegel. Experimentados policías (Impacto Súbito, Deuda de Sangre) o periodistas (Ejecución Inminente) aplicarán su propia justicia e incluso traspasarán las barreras del género para internarse en el drama social de Mystic River y Gran Torino, donde no se puede contar con las autoridades a la hora de resolver conflictos.