El falso mapa de Ted Henken.

Publicado el 11 junio 2011 por Rosabaez @LaPolillaCubana
Publicado el junio 11, 2011 de lapolillacubana26

Por Enrique Ubieta Gómez

Uno de los grandes obstáculos que ha enfrentado Estados Unidos en su guerra de subversión contra el gobierno cubano, ha sido la carencia de auténticos líderes sociales con un perfil contrarrevolucionario. Si en Polonia existía un Lech Walesa, indiscutible líder sindical anticomunista, en Cuba no aparece, en el espectro de la magra contrarrevolución interna, ninguna persona que haya sido alguna vez líder de su comunidad, de su fábrica, de su sindicato. Los llamados “líderes” de la contrarrevolución lo son en virtud de un “nombramiento” externo, mediático, y solo funcionan frente a una cámara de CNN o de TVE o en virtud de premios y designaciones de revistas pertenecientes a grandes corporaciones. Esto es válido especialmente para “figuras” como Yoani Sánchez. Los intentos de sacarla a la calle han fracasado. Hablo de ausencia de liderazgo popular.

Los ideólogos de la subversión –que no son cubanos, por supuesto-, lo saben, y necesitan de dos o tres anillos de contacto que amplíen el alcance de los falsos líderes. En el caso de la blogosfera el primer anillo es por supuesto el de la contrarrevolución abierta, y lo integran personas como Yoani, sean o no de su círculo de influencia. Es un anillo tan pequeño y viciado, tan implicado en contubernios trasnacionales, que es invisible para la sociedad cubana. La mayoría de las personas en Cuba supieron de su existencia por el programa Las razones de Cuba de la televisión cubana. Pero la causa de su invisibilidad no es la poca o nula difusión que el Estado que intentan subvertir da a sus escritos –en la historia de los conflictos sociales nunca ha sido ese un obstáculo insalvable, cuando se trata de líderes auténticos-, sino la poca legitimidad de sus integrantes, sus nexos públicos con embajadas de gobiernos extranjeros que trabajan abiertamente (y financian) la subversión del gobierno local. Por eso existe un segundo anillo menos enfático, “rebelde”, “no comprometido”, que enciende el intermitente hacia la izquierda y dobla hacia la derecha. Es el caso de Havana Times. Algunos de sus miembros cultivan la atractiva y falsa rebeldía que promociona el mercado, la que no parece conducir hacia ninguna parte, y acaba el recorrido en el garaje capitalista. Uno de los blogueros de este grupo se presenta así: “estoy muy bien definido políticamente: soy un agrio opositor de los mandones, los abusadores, los impositivos, los que se creen con la verdad etc. pónganse estos el traje que se pongan”. El lector, naturalmente, piensa que se refiere al imperialismo norteamericano: arrogante, abusador, impositivo, que se cree en posesión de una verdad absoluta y universal. Sin embargo, veremos más adelante cómo este autor aclara en sus escritos la posición que comparte. Ted Henken lo define así: “Havana Times es un experimento del norteamericano Circles Robinson […] Quiso abrir el mundo cerrado del periodismo oficial cubano, por lo que fundó Havana Times: un sitio bilingüe inglés-español, con la propuesta de hablar sobre Cuba al mundo ‘con una mente abierta’, según la declaración de bienvenida al sitio. Es decir, intenta ser una alternativa al periodismo oficial sin escorarse hacia una crítica feroz ni a una alabanza sin fisuras. Como indiqué antes, esta independencia requiere una autonomía editorial y económica que se logra, irónicamente, a través de un yuma, Circles, quien financia el portal. […] Havana Times, como Voces Cubanas, cuenta con un equipo o red ciudadana de traductores voluntarios, muchos de los cuales viven en EEUU, y sobrevive gracias a su bajo presupuesto y a la generosidad de Circles Robinson, quien no solo mantiene el sitio, sino que paga sus colaboraciones a quienes escriben en él”. Pero este segundo anillo tampoco tiene el alcance deseado, a pesar de su camuflaje tercerista e izquierdoso. Curiosamente, está amparado por el dinero de un yuma que incluso paga las colaboraciones, como dice El Yuma Ted.

Los grupos restantes que se presentan no son anillos del sistema opositor, sino espacios de participación de la Revolución. Espacios institucionales, en los que jóvenes blogueros revolucionarios, como el de la profesora universitaria Elaine Díaz o el de los jóvenes profesores y estudiantes matanceros de La Joven Cuba, abren por iniciativa propia. La estrategia de Henken y demás compinches es dividir la blogosfera revolucionaria: separar a los más jóvenes de los menos jóvenes, creando una zona supuestamente minada de intransigencia, de la que los demás deben diferenciarse. Zona que comparten los extremos a favor y en contra; sin embargo, elogia y propone el diálogo con la que se pronuncia abiertamente por la contrarrevolución. El objetivo de Henken está claro. Con cierta candidez mediática insinúa su propuesta, disfrazada de asombro: “Entre estos cuatro grupos hay muy poca relación. Apenas se conocen […] Son cautelosos al hablar entre sí, dadas sus muy diferentes posiciones políticas. Hay desconfianza mutua. Pero los de Voces Cubanas me dijeron que en el pasado habían intentado entrevistar a Elaine Díaz y a los de La Joven Cuba, tender puentes, crear un diálogo, o intentarlo. Lo cual, para La Joven Cuba y Bloggers entraña un problema: si dialogan, aunque sea desde la diferencia, esto sería un modo de reconocimiento a los que han sido calificados oficialmente como mercenarios. Si se niegan a ello, ponen en duda su presunta independencia”.

El anzuelo está oculto en el trozo de pescado que ha sido lanzado al mar. Porque la blogosfera contrarrevolucionaria no tiene capacidad propia de diálogo con la sociedad cubana y necesita del liderazgo que solo los jóvenes de la Revolución, los que acceden al ciberespacio por voluntad propia, pueden proporcionar. Ese soñado tercer anillo sería el único capaz de conectar al más estrecho y francamente subversivo –que simboliza Yoani, el extremo en contra-, con la sociedad cubana. Conozco a los muchachos de La Joven Cuba, hemos conversado largamente en la Universidad de Matanzas, y admiro el trabajo que realizan. Por eso resulta ofensivo el intento por desmembrarlos del universo revolucionario, al que pertenecen por derecho propio. En un post reciente de Erasmo Calzadilla, el autor antes citado en su autopresentación de Havana Times, se hace un extraño elogio de La Joven Cuba. Extraño, porque Erasmo no expresa entusiasmo por ninguno de los post que diariamente publica el blog, sino por el carácter abierto de sus comentarios que, según dice, en un 99. 99% responden a la pregunta “¿qué es mejor, el socialismo o el capitalismo?”, para enseguida precisar: “Predominan en número y calidad (a juicio mío) los detractores del ‘socialismo’. Pongo las comillas porque son detractores del régimen cubano, al que yo no llamaría de este modo”. ¿Es realmente un elogio de La Joven Cuba? A pesar de su franca toma de partido –que clarifica en definitiva su “muy definida posición política”-, Erasmo que pasa la mano compasivamente al revolucionario Tatu y aplaude la brillantez del contrarrevolucionario El Vice, quiere que sean una Familia (en toda familia hay discusiones), y que dejen de pelear, para que “el polvo que levantan [no impida] ver otra Cuba”. ¿Otra…? Sí, ni socialista, ni capitalista. Imposible propuesta que sigue la recomendación del profe Ted. Puedo estar o no de acuerdo con algunas opiniones de mis compañeros de las universidades habaneras o de Matanzas, pero jamás se me ocurriría pensarlos ajenos a mis desvelos. Ellos son parte de la rica experiencia de participación ciudadana de la blogosfera revolucionaria, en la que no existen dos o tres “tendencias”, sino toda la diversidad de un país en Revolución. Ni los muchachos de La Joven Cuba sentirán vergüenza de compartir con Lagarde o conmigo la trinchera, ni nosotros nos sentiremos traicionados cuando discrepemos: a diferencia de la blogosfera contrarrevolucionaria, monótona y monotemática, nosotros somos diversos porque somos revolucionarios. Somos la verdadera Familia.

Muy brevemente debo comentar algunas de las “malévolas ingenuidades” que el profe Ted coloca en la respuesta a mi comentario anterior sobre el tema:

a. “Es decir para Ubieta todo gira en torno al dinero, pero yo diría que el dinero es solo un medio de intercambio; uno de los muchos posibles, y no malévolo por naturaleza. Además en este mundo nuestro tan super conectado no hay nadie absolutamente libre, ni Enrique Ubieta, ni Raúl Castro, ni Yoani Sánchez, ni Barack Obama, y por supuesto, tampoco Ted Hanken”. Estamos de acuerdo en que nadie es totalmente libre, pero cuando el dinero determina un posicionamiento, la libertad se reduce al mínimo, ¿o no?;

b. “Dice él que para conseguirlo no depende de ningún ‘estado extranjero’. ¿De quién entonces?” Sin complejos Ted: del estado revolucionario cubano, es que soy cubano y no yuma, y soy además revolucionario ¿o es que crees que sería más libre si dependiera de Estados Unidos?;

c. “Probablemente no gane un salario por lo que escribe, ni pague dinero para acceder a Internet (parece que no tuvo muchas complicaciones para leer la entrevista de Encuentro), pero habría que preguntarse si no paga él algún precio político o ideológico por su acceso”. Pero Ted, tú, que dices saber tanto del ciberespacio cubano, ¿no sabes que Encuentro envía el contenido de sus ediciones por la vía del correo electrónico a una larga lista de intelectuales cubanos, entre los que me encuentro? Ahí radica tu gran confusión: no pago ningún precio político o ideológico porque creo en la Revolución, y asumo su defensa –también la crítica si la creo necesaria-, como revolucionario que no cobra, nunca como mercenario (que sí cobra);

d. Ted: la frase de Bush, “el que no está conmigo está contra mí”, es exactamente lo opuesto a la de Fidel, “dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución nada”. ¿Debo aclarar que Fidel estaba abriéndole la puerta a todos los no revolucionarios, que no estaban contra el proceso revolucionario?

Me he extendido ya demasiado en este post, pero me parece que es un tema que amerita ser debatido. Ted no se comporta como un académico conocedor, sino como un activista que cumple su tarea. Siento haber equivocado su apellido, no sé si eso pueda ocasionarle algún problema en su currículo. No sé ni me importa quién le paga, ni siquiera en su caso si le pagan, pero es importante desenmarañar sus ideas, insinuaciones y propuestas, sean abiertas o camufladas.

http://la-isla-desconocida.blogspot.com/2011/06/el-falso-mapa-de-ted-henken.html

VEA TAMBIÉN SOBRE LA JOVEN CUBA:

Los nuevos Quijotes matanceros.

Por Enrique Ubieta Gómez

Ser requerido por jóvenes universitarios, es uno de esos privilegios genuinos que debo a La Calle del Medio, y en menor medida, a mi participación en los debates de la blogosfera. Me gusta escuchar sus dudas, sus cuestionamientos. Cuando digo que estoy con ellos, no me refiero naturalmente a que “estoy”, sino a que “participo”, a que hablo y escucho, a que soy un guerrero. Lo difícil no es aceptar a los jóvenes como iguales. Lo difícil es que ellos te acepten como igual. Vuelvo a los años en que estrenaba mi adarga y mi armadura de factura casera. Tanto tiempo en el camino no me ha desgastado la fe, pero ahora sé que nada se logra en solitario. Ayer participé en un debate de casi tres horas con estudiantes de la Universidad de Matanzas. Después, los integrantes del blog La Joven Cuba se reunieron conmigo para intercambiar experiencias. Ver cómo un grupo de Quijotes sale por primera vez al ruedo, seguros (como debe ser) de que ellos sí cambiarán el mundo -nuevos realistas que harán que sea posible lo imposible-, es como ver salir el sol en la mañana; pasa todos los días, pasa sin que lo notemos, pero cuando amanece, y tenemos los ojos dispuestos para ver, es un suceso inigualable, que se desentiende de todas las descripciones melosas con que lo hemos corrompido.

No voy a describir el encuentro. Sólo quiero volver sobre uno de los temas tratados. ¿Qué es una generación? Pienso que, en términos históricos, no basta con nacer en una fecha (o en un espectro de fechas más o menos cercanas) para pertenecer a una generación. Para ser parte de una generación hay que ganárselo. Es cierto que los hombres no se parecen a sus padres sino a su tiempo, pero esa frase parte de un importante sobreentendido: en cada tiempo hay diferentes tipos de hombres. Cuando Fidel atacó el Moncada, la mayoría de sus contemporáneos bailaba en los carnavales santiagueros. ¿Cuáles eran los hombres de su tiempo? ¿Los que bailaban o los que combatían? Los hombres escogen a qué grupo generacional, es decir, a qué tiempo quieren pertenecer. Porque hay dos tiempos que no son cronológicos y que igualan a cierto tipo de hombres en todas las épocas: el de las minorías que combaten y el de las mayorías que se acomodan. Pero incluso esas mayorías aparentemente desentendidas suelen respetar el honor ajeno, y suelen seguirlo.

Cada generación es modelada por su vanguardia. No todos los coetáneos de Fidel pertenecen a la Generación del Centenario. Las vanguardias de cada generación se parecen más entre sí que lo que cada una de ellas se parece a sus coetáneos. ¿Cómo puede identificarse un hombre o una mujer de nuestro tiempo con Julio Antonio Mella o con Antonio Guiteras? ¿Qué une a Bolívar con los bolivarianos, a Martí con los martianos, a Sandino con los sandinistas? Entonces, les dije, parézcanse a los héroes de todas las historias, para que puedan hallarse a sí mismos, sientan bajo sus talones el costillar de Rocinante.

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