Ya ha materializado su presencia en Grecia, país al que los supremos sacerdotes del saqueo querían llevar a la edad media, a los tiempos de los esclavos sin derechos yamos todopoderosos, para aliviar a sus ciudadanos de una deuda que no contrajeron, de las bancarrotas de las que son ajenos y de los sacrificios inhumanos a que los obligan quienes los hunden en la miseria. El voto de los descontentos, espoleados por la indignación, ha nutrido las formaciones de izquierda radical, pero también a la ultraderecha más intolerante e insolidaria, permitiendo que Syriza roce la mayoría absoluta y que Aurora Dorada se posicione como tercera fuerza política en un Parlamento segmentado, tan segmentado como la pluralidad y las opiniones, en el que se sientan siete grupos parlamentarios distintos.
Ya ha materializado su presencia en Grecia, país al que los supremos sacerdotes del saqueo querían llevar a la edad media, a los tiempos de los esclavos sin derechos yamos todopoderosos, para aliviar a sus ciudadanos de una deuda que no contrajeron, de las bancarrotas de las que son ajenos y de los sacrificios inhumanos a que los obligan quienes los hunden en la miseria. El voto de los descontentos, espoleados por la indignación, ha nutrido las formaciones de izquierda radical, pero también a la ultraderecha más intolerante e insolidaria, permitiendo que Syriza roce la mayoría absoluta y que Aurora Dorada se posicione como tercera fuerza política en un Parlamento segmentado, tan segmentado como la pluralidad y las opiniones, en el que se sientan siete grupos parlamentarios distintos.