Cuando se habla del miedo la mayoría de las personas se estremecen y tratan de esquivar el tema, es como si se avecinara una tormenta en el medio de la selva y todos corrieran en búsqueda de algún refugio para protegerse y dejarla pasar.
Las personas cuando estamos bajo el efecto del miedo nos sentimos inferiores, bloqueados, sin autoestima, inseguros, adormecidos y hace que nos sintamos infravalorados como que no tenemos ningún tipo de capacidad para superarlo.
Pero, ¿el miedo es tan malo como parece?
El miedo en si no es bueno ni es malo, es una emoción que se presenta generado por un pensamiento o una creencia que tienes grabada, a partir de ahí dependerá de la ACTITUD que tomes frente a él para decir si es bueno o malo.
Te pongo un ejemplo para que le des una imagen a esto que te cuento.
Supongamos que te encuentras en la selva, de pronto en tu camino aparece un león hambriento; ante esto tu mente enciende todas las alarmas porque te encuentras en una situación de peligro y acto seguido aparece en escena el miedo.
Ante esto tienes tres alternativas: sales corriendo para treparte en un árbol y evitar ser devorado, puedes bloquearte quedándote quieto frente a él hasta que te destroce o bien abalanzarte sobre él para atacarlo y pelear.
Si miras el ejemplo, las tres opciones que tenemos todas están regidas por tu ACTITUD; ésta puede ser proactiva o bien de quietud y bloqueo. Si te mueves, puede que salves tu vida pero si te quedas quieto o bloqueado tienes altas probabilidades de perder.
El miedo puede ser una emoción buena, siempre y cuando tu ACTITUD sea proactiva, positiva y sin vacilaciones.
¡Que sepas todos tenemos miedo!, de esto nadie se salva hasta el que parezca más valiente lo tiene.
La verdadera diferencia está en la ACTITUD con la que enfrentas las situaciones que se plantean.
El miedo puede llegar a ser de gran ayuda, porque en muchos momentos gracias a su presencia espabilamos, nos esforzamos más y rendimos a tope para salir airoso ante una situación difícil.
Como siempre digo la clave está en nuestra propia ACTITUD con la que enfrentemos las cosas y lo bueno de esto, es que su elección depende al ciento por ciento de uno.
Tú eliges si quieres estar mal, negativo, bloqueado, proactivo, positivo o motivado. No depende de nadie más, solamente lo puedes decidir tú.
Por eso ante una situación en la cual un pensamiento tuyo genere miedo y automáticamente te bloquees, puedes elegir seguir bloqueado o pedir ayuda si no puedes salir sólo de ese estado; la decisión es tuya y de nadie más.
Está claro que cuando la ACTITUD de bloqueo nos domina no funcionamos ni brillamos, pasamos a ser algo insignificante porque pareciera que se nos anula todos los poderes que tenemos. Pero ante esto tienes la oportunidad de revertirlo si logras reemplazar esa ACTITUD por una proactiva. Si lo haces seguramente saldrás de ese estado y podrás volver a sentirte fuerte, que vales y puedes conseguirlo.
A modo de reflexión, pregúntate: Frente a las situaciones de miedo, ¿qué ACTITUD adoptas?.
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