En esta era cibernáutica de comunicaciones instantáneas y enciclopedismos al alcance de un clic, los secretos culturales pueden llegar a pasar desapercibidos entre la inmensidad de contenidos disponibles. Cuando se tiene acceso a todo, terminamos por insistir en lo de siempre. Esa pereza obstinada en tiempos de abundancia.Probablemente nunca llegue a ser la BBC, pero cuando los gobiernos de turno (con sus aves rapaces de cabecera) se olvidan por un rato de degradar a la televisión pública y de mangonear su programación con indecencia propagandística, el medio público español también puede llegar a ser un espacio de encuentro. Ahora que además existe la posibilidad de descubrimiento y revisión, gracias a la plataforma digital de TVE, podemos reconciliarnos incluso con aquellos programas veleta que nunca conseguimos encontrar en la parrilla a su hora de emisión real (léase Días de cine).Debemos algunos de los mejores reencuentros televisivos recientes a ese milagro llamado "Televisión a la carta", que nos ha abierto a todos los españoles una buena parte del archivo inabarcable de la televisión que veíamos de pequeños, e incluso de la que veían nuestros padres y abuelos.Llevamos unas semanas, por ejemplo, enganchados a "A fondo", aquel programa de entrevistas dirigido y presentado por Joaquín Soler Serrano que visitaron algunos de los grandes nombres de la cultura del siglo XX; incluidos muchos de los mejores escritores de la literatura universal. Soler Serrano era un tipo instruido y elegante (un poco pedante y engolado en ocasiones), un presentador de los de antes, de los que dejaban hablar a sus invitados y les trataban con deferencia; en su caso, muchas veces, con la admiración verdadera de quien se sabe un privilegiado por poder compartir diálogo, cigarrillos y copas con genios como Dalí, Ayala, Alberti, Fellini, Carpentier, Borges o Cortázar.Instantes grandiosos como el de Umbral hablando con gravedad del hambre de postguerra mientras deglutía vasos de leche y comía manzanas compulsivamente, o el de un Cortázar, aligerado de solemnidades y cada vez más relajado, fumándose los minutos junto a Jozaquín Soler Serrano hasta el punto de esgrimirle un “te respondo a esa pregunta si me das un poco de tu whisky”, o a Dalí autoproclamándose puerco, en el buen sentido, y disparando ráfagas de titulares: “cuanto más me admiro, menos daliniano soy”. Habremos ganado en salud, pero cuánta vida y normalidad hemos perdido.Hace algunos años, se editó una colección de DVD recopilando algunas de las entrevistas más sobresalientes del programa ("Grandes Personajes A Fondo"), pero es ahora cuando tenemos la ocasión de disfrutar de ellas en el medio mismo que las vio nacer. La de Cortázar es una de las mejores.Animado por un Soler Serrano al que le cuesta disimular su alborozo, el escritor argentino desgrana minuciosamentesu biografía y obra, sin ahorrar cigarrillos, tragos y reflexiones cargadas de lucidez. A medida avanza la conversación, trasluce la humildad y el genio oratorio de un Cortázar cada vez más relajado e intimista. La charla nos regala pasajes cuasi-confesionales, algunos verdaderamente emocionantes; como ese alegato dolorido y reivindicante de los exiliados por las purgas totalitarias y la persecución política.Por su duración, TVE ha dividido la entrevista en dos fragmentos. En el segundo de ellos (22:50-28:18), Cortázar reflexiona acerca de la génesis y las razones de ese curioso tebeo que, en formato comic-book, publicó en 1975; y cuya existencia nos ha servido de excusa para escribir este post y, sobre todo, para volver a la figura de uno de los grandes hombres de la cultura latinoamericana.Julio Cortázar en 'A fondo' (1977)
En esta era cibernáutica de comunicaciones instantáneas y enciclopedismos al alcance de un clic, los secretos culturales pueden llegar a pasar desapercibidos entre la inmensidad de contenidos disponibles. Cuando se tiene acceso a todo, terminamos por insistir en lo de siempre. Esa pereza obstinada en tiempos de abundancia.Probablemente nunca llegue a ser la BBC, pero cuando los gobiernos de turno (con sus aves rapaces de cabecera) se olvidan por un rato de degradar a la televisión pública y de mangonear su programación con indecencia propagandística, el medio público español también puede llegar a ser un espacio de encuentro. Ahora que además existe la posibilidad de descubrimiento y revisión, gracias a la plataforma digital de TVE, podemos reconciliarnos incluso con aquellos programas veleta que nunca conseguimos encontrar en la parrilla a su hora de emisión real (léase Días de cine).Debemos algunos de los mejores reencuentros televisivos recientes a ese milagro llamado "Televisión a la carta", que nos ha abierto a todos los españoles una buena parte del archivo inabarcable de la televisión que veíamos de pequeños, e incluso de la que veían nuestros padres y abuelos.Llevamos unas semanas, por ejemplo, enganchados a "A fondo", aquel programa de entrevistas dirigido y presentado por Joaquín Soler Serrano que visitaron algunos de los grandes nombres de la cultura del siglo XX; incluidos muchos de los mejores escritores de la literatura universal. Soler Serrano era un tipo instruido y elegante (un poco pedante y engolado en ocasiones), un presentador de los de antes, de los que dejaban hablar a sus invitados y les trataban con deferencia; en su caso, muchas veces, con la admiración verdadera de quien se sabe un privilegiado por poder compartir diálogo, cigarrillos y copas con genios como Dalí, Ayala, Alberti, Fellini, Carpentier, Borges o Cortázar.Instantes grandiosos como el de Umbral hablando con gravedad del hambre de postguerra mientras deglutía vasos de leche y comía manzanas compulsivamente, o el de un Cortázar, aligerado de solemnidades y cada vez más relajado, fumándose los minutos junto a Jozaquín Soler Serrano hasta el punto de esgrimirle un “te respondo a esa pregunta si me das un poco de tu whisky”, o a Dalí autoproclamándose puerco, en el buen sentido, y disparando ráfagas de titulares: “cuanto más me admiro, menos daliniano soy”. Habremos ganado en salud, pero cuánta vida y normalidad hemos perdido.Hace algunos años, se editó una colección de DVD recopilando algunas de las entrevistas más sobresalientes del programa ("Grandes Personajes A Fondo"), pero es ahora cuando tenemos la ocasión de disfrutar de ellas en el medio mismo que las vio nacer. La de Cortázar es una de las mejores.Animado por un Soler Serrano al que le cuesta disimular su alborozo, el escritor argentino desgrana minuciosamentesu biografía y obra, sin ahorrar cigarrillos, tragos y reflexiones cargadas de lucidez. A medida avanza la conversación, trasluce la humildad y el genio oratorio de un Cortázar cada vez más relajado e intimista. La charla nos regala pasajes cuasi-confesionales, algunos verdaderamente emocionantes; como ese alegato dolorido y reivindicante de los exiliados por las purgas totalitarias y la persecución política.Por su duración, TVE ha dividido la entrevista en dos fragmentos. En el segundo de ellos (22:50-28:18), Cortázar reflexiona acerca de la génesis y las razones de ese curioso tebeo que, en formato comic-book, publicó en 1975; y cuya existencia nos ha servido de excusa para escribir este post y, sobre todo, para volver a la figura de uno de los grandes hombres de la cultura latinoamericana.Julio Cortázar en 'A fondo' (1977)