El fasnacht (carnaval) de basilea

Publicado el 08 octubre 2014 por Emarblanc


El carnaval es una de las grandes fiestas del calendario católico que precede a la austera Cuaresma. La reforma protestante que entendía la fe como una manifestación individual suprimió gran parte de las celebraciones colectivas. Sin embargo, una ciudad protestante, Basilea, ha mantenido esta tradición convirtiéndola en el carnaval más importante de Suiza.
Suiza está situada en el límite de algunas de las divisiones más profundas de Europa: entre el Sacro Imperio Germánico y las tierras de Francia, entre el mundo protestante y el catolicismo. Mientras sus regiones más elevadas permanecieron aisladas, las ciudades de los valles tomaron parte de las rutas comerciales que comunicaban el corazón de Europa con Italia, a través de los Alpes. Este fue el caso de Basilea, un enclave de primer orden desde el siglo XIII que, al adscribirse al protestantismo en 1523, favoreció aún más su desarrollo económico. La ciudad se abrió a Europa, pero sin dejar de mirarse el ombligo. Su prosperidad se debe a esta privilegiada ubicación geográfica, ya que la proximidad de lenguas y culturas diversas la ha convertido en un lugar abierto, moderado y prudente, en el cual los excesos brillan por su ausencia. Incluso durante el carnaval, apodado por sus ciudadanos como los tres días maravillosos.
A diferencia de otros carnavales (vídeos de carnaval)
, en los que todo el mundo puede tomar parte, el carnaval de Basilea (Fasnacht) es como una gran celebración familiar para ser vista. Aunque los visitantes son siempre bienvenidos ¿cerca de 20.000, el año pasado¿, quienes no pertenezcan a una clique (peña carnavalesca) no podrán unirse a la fiesta y deberán conformarse con el papel de espectadores. Los basilenses no celebran el carnaval para poder cantar, bailar y beber hasta quedar exhaustos, sino que lo plantean como una espectacular exhibición cultural y, como tal, prefieren disfrutarla con los cinco sentidos a punto.
El Fasnacht nació en el siglo XIV ¿el documento más antiguo que se refiere a él data de 1376¿, durante la época católica, y es uno de los pocos carnavales que continúa celebrándose en una región protestante. La razón de esta paradoja tal vez sea que en Basilea el humanismo, impulsado por Erasmo (atraído a esta ciudad por ser uno de los centros editoriales más importantes del continente), suavizó el posible fanatismo de la Reforma protestante. En sus inicios adoptó la forma de torneos caballerescos. A pesar de aceptar la reforma, Basilea siguió celebrando su fiesta grande, pero hasta el siglo XIX no apareció el carnaval actual. Al igual que en el resto de las tierras del Rin, el salvaje e ingobernable comportamiento de la multitud en las calles se transformó en un acontecimiento organizado por las sociedades carnavalescas. Fue entonces cuando la relevancia de esta fiesta empezó a aumentar en esta tierra protestante.
Otra singularidad del Fasnacht es la fecha de su celebración. El hecho de que empiece el lunes después del miércoles de ceniza, es decir, tras el comienzo de la Cuaresma, hace pensar en una pequeña rebelión ante el jerárquico calendario católico. Una vez más su naturaleza protestante lo hace único, pues los carnavales suizos asentados en regiones católicas siguen el calendario tradicional. Sin embargo, lo mejor para palpar esa diferencia es, simplemente, disfrutar del espectáculo. Como espectador, eso sí.

Calendario

La exactitud suiza está más que presente y los festejos duran exactamente tres días (de las 4.00 horas del lunes a las 4.00 del jueves).
Los visitantes tan solo deberán respetar las normas y disfrutar del espectáculo.
La Morgenstreich.
El lunes a las 4.00 horas se inicia el desfile de más de doscientas linternas gigantes ¿armazones cubiertos de tela e iluminados por dentro¿ que recorren las calles de la ciudad, totalmente a oscuras. Cada clique porta la suya, adornada con versos satíricos (Schnitzelbänke) y espectaculares caricaturas sobre el tema de actualidad elegido.
Los desfiles. 
El lunes y el miércoles, a partir de las 13.30 horas, tienen lugar los desfiles. Los componentes de cada clique, disfrazados, recorren la parte antigua de la ciudad según un itinerario preestablecido. En primera línea van los píccolos (tocando pequeñas flautas); en medio, el tambourmajor (maestro de ceremonias), y al final, los tamborileros. Desde las carrozas se reparten naranjas, dulces y confeti.
Los SchnitzelbÄnke.
El lunes y el miércoles a última hora de la tarde, más de sesenta comparsas que recitan versos satíricos en el dialecto alemán de Basilea visitan una treintena de restaurantes, animando la ciudad con su música, sus caricaturas y sus divertidas rimas.
El día de los niños. 
El martes es el día de los niños y todo el mundo se concentra en la Münsterplatz para ver las linternas del año, una auténtica exposición de arte al aire libre. A última hora, hay tres conciertos de guggemusik (música interpretada con tambores, timbales y varios instrumentos de latón y de viento). El repertorio se compone de canciones muy variadas, desde temas tradicionales hasta los últimos grandes éxitos.