21 de Noviembre del 2012 | etiquetas: Festival 4 + 1, Festivales 2012
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El Festival de Cine 4+1 renueva su apuesta por la difusión del cine a través de Internet y, por segundo año, su Sección Oficial, además de disfrutarse en las salas que acogen el Festival en Bogotá, Buenos Aires, Ciudad de México, Madrid y Río de Janeiro, a partir de hoy, y durante los próximos diez días, también estará disponible en filmin para los cinco países en los que el certamen se celebra de forma simultánea. Los últimos films de Abel Ferrara, Frederick Wiseman, Ross McElwee, Marie Losier o Mohammad Rasoulof se unen a los Johnnie To, Chantal Akerman o Azazel Jacobs para conformar una sección oficial que promete un deleite cinéfilo en estado puro. Abrimos veda.
La ganadora de la Palma de Oro ‘Amour’ inaugurará el certamen de FUNDACIÓN MAPFRE en Madrid, ‘Nosferatu’ y ‘The Wild Blue Yonder’ del Invitado de Honor Werner Herzog harán lo propio en Bogotá y Río de Janeiro, respectivamente. ‘Bonjour tristesse’ de Otto Preminger abrirá el certamen en Buenos Aires y ‘Born to be bad’, de Nicholas Ray, en Ciudad de México, ambas con copias restauradas por The Film Foundation.
El certamen contará con visiones apocalípticas del mundo, un cuento infantil con toques de género, una teen movie que reivindica el amour fou y una inmersión en el excéntrico universo del cabaret. Entre ellos, cineastas consolidados como Abel Ferrara, Frederick Wiseman y una selección de los directores emergentes más relevantes del cine independiente internacional -Marie Losier, Rodrigo Plá, Mohammad Rasoulof o Evan Glodell, entre otros- competirán por el Premio del Público 4+1 en la tercera edición del ‘Festival de Festivales’.
SECCIÓN OFICIAL
4:44 LAST DAY ON EARTH (Abel Ferrara, 2011) ¿Cómo se filma la angustia apocalíptica? ¿Y el final irreversible de los hombres? ¿Y cómo hacerlo sin artefactos explosivos, invasiones alienígenas o pandemias virales? ¿Cómo hacerlo, por ejemplo, encerrados en un loft neoyorquino? ¿Cómo hacerlo, sobre todo, sin heroísmos, desde la clara, vergonzosa, ineludible conciencia de que nos hemos equivocado y ahora todos somos unos perdedores? Lo hemos conseguido, hemos asesinado nuestro planeta, no aguanta más. De hecho, hay una hora señalada: las 4.44 de la madrugada. El último y definitivo de los finales. Los noticiarios de la televisión (los mismos que han sustituido la crisis medioambiental por la crisis financiera, un Apocalipsis por otro, y que ahora descubren que Al Gore tenía razón) dan consejos a una Humanidad que se prepara (o todo lo contrario) para su desaparición. Una pareja de artistas (Willem Dafoe y Shanyn Leigh) decide pasar el último día de todas las vidas en su loft neoyorquino: pintando, haciendo el amor, despidiéndose de familiares y amigos por Skype, practicando la meditación… Entre la rabia, el desconcierto, la tristeza, la lucidez.. No es ninguna novedad que el cine de autor, y no sólo el de industria, imagine el fin del mundo. Sí lo es el modo tan aparentemente prosaico, pero inflamado de espiritualidad, con que el autor de Teniente corrupto lo hace, adecuando su habitual pesimismo a la música de los tiempos, acentuada por el tema de Fats Domino Ain’t It a Shame. ¿No es vergonzosa toda autodestrucción? Abel Ferrara recrea con desasosegante realismo esta hipotética pero plausible situación, con imágenes que se cuestionan a sí mismas, con la intimidad de unas interpretaciones que preguntan al espectador si la certeza colectiva de un cataclismo inminente sacaría a la superficie lo más oscuro y deplorable o lo más luminoso y esperanzador del ser humano. El cine, aún invisible, también lanza preguntas necesarias. Y es mejor hacérnoslas ahora, en el territorio de la “ficción hipotética”, que después, cuando no haya marcha atrás. (Carlos Reviriego)LIFE WITHOUT PRINCIPLE (Johnnie To, 2011)
Johnnie To lleva unos diez años –más o menos desde PTU (Police Tactical Unit) (2003) y Breaking News (2004)– siendo el mejor hacedor de cine policiaco de nuestra era. Dotado de un estilo inigualable para coreografiar largas y alambicadas secuencias de acción –tiroteos, peleas multitudinarias, atracos imperfectos– To ha tocado todos los palos subgenéricos –cine de mafiosos, ladrones de guante blanco, justicieros acometiendo vendetas, el exploit espectáculo especular hollywoodiense– regalando obras maestras allá donde ponía su firma. En esta ocasión nos proporciona toda una filigrana: un thriller económico a modo de juego de historias cruzadas donde gángsters de medio pelo tratarán de sacar partido a la devastadora crisis económica que nos asola. El resultado no solo no rebaja un ápice la tensión y emoción a la que su cine nos tiene acostumbrados, sino que acaba por convertirse en una de sus películas más certeras, al ser un fiel retrato del mundo que vivimos y a la vez una brutal cinta de acción intimista de lo más violento. (Alejandro G. Calvo)
LES ECLATS (MA GUEULE, MA RÉVOLTE, MON NOM) (Sylvain George, 2011)
Mi jeta, mi revuelta, mi nombre. O la violencia contenida de los rostros salvados del vacío. Sylvain George no necesitó ser cinéfilo ni estudiar cine para convertirse en uno de los cineastas más rotundamente sólidos, sorprendentes y fascinantes del cine contemporáneo. Filósofo, activista y pensador antes que realizador, George no debutaría en el cine hasta pasados los cuarenta años. Este, su tercer largometraje, continúa la senda de su anterior trabajo, Qu´ils reposent en revolte (Des figures de guerre I) (2010), retratando con clara vocación política la vida de los inmigrantes ilegales que esperan en Calais su oportunidad para cruzar el estrecho rumbo a Inglaterra. Huyendo del paternalismo y la solidaridad de muchos documentales humanistas y sociales, y tras cuatro años de rodaje, George construye una obra rabiosa, que restituye la dignidad de los filmados al tiempo que enseña las heridas de las políticas migratorias y sociales de nuestra olvidadiza Europa. Si la obra de George ha irrumpido con la fuerza de una montaña que nace en medio del océano es precisamente porque huye de las formas, y los fondos, asociados al cine social, peleando por construir un trabajo en el que la forma de vanguardia recupere su esencia activista y militante. Su apuesta por el vídeo como formato de rodaje se aparece así como una decisión política: emplear las armas de los medios de masas para deconstruir sus representaciones. Sus películas, y esta entre ellas, dialogan con el cine experimental, la poesía (que no la rima adolescente), y terminan por encontrar la fuerza y vitalidad de un cineasta mal entendido: Jean Vigo, aquel francés anarquista que en los años treinta del pasado siglo reivindicó la idea del cine documental como un punto de vista del realizador sobre el mundo. Ni más, ni menos, es por lo que pelea George: su jeta, su revuelta, su nombre. La violencia en esos márgenes que preferimos ignorar. (Gonzalo de Pedro Amatria)
LA FOLIE ALMAYER (Chantal Akerman, 2011)
Inspirada en un el relato homónimo de Joseph Conrad, La folie Almayer narra la conflictiva relación entre una hija y sus padres en la selva malaya. Es, como la mayoría de las películas de la belga Chantal Akerman, el relato de un destierro, o más bien la descripción del vínculo entre las personas y sus espacios privados e íntimos (el hogar, la escuela y la selva en este caso), una relación de la que la directora se apropia gracias a la precisión de su puesta en escena: el travelling y el plano fijo cuya duración supera lo explícitamente narrado vuelven a ser sus señas de identidad. La película se adentra en el choque cultural que para Nina, de padre europeo y madre malaya, supone la obligación de asistir, con el objetivo de prepararse para un promisorio pero improbable viaje a Europa, a un internado en el que rige una rigurosa y primitiva educación francesa. Mediante la minuciosa descripción de la relación entre los padres y el vacío al que les enfrenta la ausencia de la hija, la película se interna en la selva malaya, reflejada con gran detalle. Y mientras la narración sigue su curso, la historia nos lleva a preguntarnos qué define el lugar de pertenencia de una persona: ¿el espacio geográfico donde le ha tocado vivir? ¿es acaso el entorno creado en su propio hogar?, ¿el idioma en el que habla y se comunica?, ¿es algo que se hereda o, al contrario, podemos elegir? (Manuel Ferrari)
GOODBYE (Mohammad Rasoulof, 2011)
Situaciones y acciones que parecen sencillas en la vida de una abogada casada con un periodista: ir al médico, planear un viaje, quedar embarazada, pasar una noche en un hotel…Pero todo lo fácil se opone a la realidad iraní, donde esta película sucede y donde cada una de esas realidades resultan actividades sospechosas. Con la minuciosidad casi de una crónica, Goodbye narra la penosa decisión de una mujer de abandonar su tierra natal a la búsqueda de libertades básicas que ya no están a su alcance. El destino del viaje es incierto, un territorio invisible e inseguro magistralmente reflejado por Rasoulof mediante el recurso al fuera de campo como lenguaje narrativo predominante: siempre hay algo que está presente más allá de lo que vemos y oímos para hacerse transparente. Una puesta en escena en la que el rigor de la duración y los encuadres parecen proponer un juego con un reverso invisible. Como el personaje de Jeanne Dielman en el homónimo film de Chantal Akerman, lo que aparenta ser una crónica de la cotidianeidad doméstica femenina es en realidad una reivindicación de las mujeres independientes y de la forma en que su actitud transforma los espacios domésticos de algunas sociedades. (Manuel Ferrari)