La película está concebida con una clara finalidad formativa, para afianzar en los más pequeños el sentido de la cercanía de Dios. Trata de orientar sus primeros sentimientos de gratitud y sus primeras intuiciones básicas hacia la figura paternal y acogedora del Creador. Con todo esto, y de cara a la Navidad, pretende también subrayar la alegría del nacimiento de Cristo en Belén.
Con una intención similar se estrenó también en España hace unos meses “El gran milagro”, una película mexicana producida por Dos Corazones. En este caso, la cinta estaba dirigida a niños a partir de los 7 u 8 años, unas edades en las que los más jóvenes se inician en la vida cristiana, a través del encuentro periódico con Jesús en los sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia. Es el momento también en el que comienzan a saberse miembros de una comunidad vinculada a Cristo: la Iglesia. De todo ello trata este filme -muy apropiado también de cara a la Navidad-, del que ya tuvimos ocasión de hablar con motivo de su estreno. Más abajo podéis ver el tráiler.
Son sólo dos ejemplos de las posibilidades que este tipo de cine animado puede ofrecer a los padres para transmitir valores humanos y espirituales a sus hijos. Porque la imagen puede muchas veces despertar el sentimiento religioso en los niños o resaltar de modo más persuasivo el valor de la Fe. Y es que los padres forman la conciencia religiosa de los críos más con la vivencia que con la ciencia; más con la conducta que con la doctrina; y más con el diálogo que con la instrucción. Un diálogo que resulta fácil estimular en familia después del visionado de alguna de las películas citadas o de otras similares.
Kimberly Hahn, teóloga y escritora de prestigio, convertida al Catolicismo en su madurez, afirma lo siguiente: “Porque amaba a mis padres, amaba a Dios. Porque confiaba en mis padres, creía en el Dios en el que ellos creían, y que Él había hecho lo que ellos me decían que había hecho. Creía que la Biblia era verídica porque ellos decían que lo era”. La cita, de su libro “Roma dulce hogar: nuestro regreso al catolicismo” (Ed. Rialp. Madrid, 2000, p.25), resalta la apasionante tarea de los padres en la formación religiosa de sus hijos; una labor que puede encontrar en determinado tipo de cine un valioso instrumento.
PD: Me imagino la pregunta de algunos padres, después de leer este artículo: “¿Por qué no sugerís en el blog una relación de películas animadas con contenidos formativos? A ser posible, por edades”. Es una buena idea que traslado a mi colega Alfonso Méndiz, editor del blog y experto en listas de filmes.