Después de probar varias salidas a la hora de ir a cenar, ahora pienso y elijo aquellas que garanticen que los seis la pasemos bien. Con el correr de los años, encontré la solución
Nuestras salidas estos últimos años cambiaron bastante. Ya sean unas vacaciones, una escapada de fin de semana o salir a cenar, todas las decisiones que tomamos tienen un ingrediente especial: que sea acorde a la edad de los chicos. Mientras los mayores eran chiquitos, durante mucho tiempo las salidas eran en casa o en lo de amigos y familiares, en especial en lo de aquellos que también tenían hijos. De esta forma, sabíamos que los hogares eran a prueba de niños y podíamos llegar a relajarnos en algún momento.
Los lugares con espacios para chicos fueron nuestros favoritos, pero el tema es que solo a partir de los tres años podían quedarse solos e hicieron que uno de nosotros pasara horas en el pelotero mientras el otro estaba en la mesa. Hemos ido a cenar apenas abrían los restaurants, para tratar de que se quedaran solos un rato y así poder por lo menos charlar unos minutos.
Ellos crecen, nosotras nos adaptamos
A medida que crecen, todo cambia. Por ejemplo, cuando pueden completar el circuito de escalera y tobogán sin altas probabilidades de caerse. En esa edad, entre los tres y los seis, les divierte la opción de juegos y pueden quedarse con una intervención mínima. Hay que aprovechar esa etapa al máximo.
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