El fin de una década

Por Paula Castro @PaulaCupcakes

Iba a decir eso de "¿os dais cuenta de que se acaba la década de 2010?", pero luego me he percatado de que todo el mundo está hablando del tema, así que sí, ya os habéis dado cuenta. Aún así, sigo un poco en shock con la idea. Tengo la sensación de que, a pesar de que el tiempo pasa lento, cuando miras hacia atrás parece que ha sido solo un suspiro.
Cuando empezó el 2010, yo no tenía la noción de que comenzaba una nueva década, quizá porque era diez años más joven, pero esta vez es como si fuera plenamente consciente de ello. Puede que sea porque ha sido una década decisiva o porque he dejado atrás no una sino dos etapas de mi vida, pero esta vez me estoy parando mucho a reflexionar sobre el paso del tiempo.
Echando la vista atrás, puedo ver todas las diferencias de mi 'yo' actual con mi 'yo' del pasado. La entrada de hoy es una restrospectiva de estos diez años y un momento de valoración de mi estado actual. Al fin y al cabo, todo lo que soy hoy y lo bien que me encuentro son la consecuencia de aquello por lo que he pasado en estos últimos años.
Enero de 2010. Fue el primer año que salí de fiesta en Nochevieja, y lo hice con uno de mis (actuales) mejores amigos y con mi primer novio formal. Recuerdo que él se fue pronto y yo me quedé hasta las tantas con mi amigo. A las 7.00 AM recibí una llamada. Mi madre y mis abuelos estaban preocupados por mí, ya que no se esperaban que fuera a estar de fiesta tanto tiempo.
Mi primera relación amorosa no duró mucho. Solo un año. Evidentemente, ese chico ya no está en mi vida y, por desgracia, mi abuelo tampoco.
Echando la mirada atrás, revisando esta última década, es cuando puedo ver cómo ha cambiado mi vida, todas las personas que han pasado por ella y cómo he cambiado yo misma. Aquel 2010 fue un año clave. Cumplí los 18 años, empecé la universidad, hice nuevos amigos... La mejor etapa de mi vida estaba justo por comenzar.
Como toda joven adulta pasé por muchas fases. En estos diez años he tenido distintas relaciones que me han dado valiosas lecciones; también he conocido nuevas amistades que han resultado ser duraderas y he dejado ir a muchas personas cuya ausencia me ha dolido. He disfrutado de mi vida universitaria, he encontrado y dejado mi primer trabajo, he sufrido una crisis vital que me ha hecho replantearme mi vida y darle un giro brutal a mi carrera, he dado la bienvenida a la familia a una decena de personitas y he llorado en la despedida de otros que nos dejaban para siempre. En ese sentido, he perdido a tres de mis cuatro abuelos.
En definitiva, ha sido un camino difícil y realmente emocionante. Podría decir que he afrontado las decisiones más difíciles de mi vida y he tenido que aceptar que tengo que vivir con una enfermedad, pero eso ha conseguido que logre conocerme a mí misma un poco más. Tras esta larga búsqueda de mi camino, por fin puedo decir que creo que estoy en el lugar que debería.
Madre mía, qué bien sienta decir eso.
Toco madera, pero estoy muy bien ahora mismo. Hace poco leí un post de mi querida Carly en el que venía a decir que se sentía muy feliz en esta etapa de su vida y, por primera vez en mucho tiempo, me sentí igual.
También decía que sentía que su vida junto a su pareja estaba en un punto de "luna de miel", y tengo que decir que eso es exactamente lo que yo siento ahora mismo con Mr. Preppy. Es increíble todos los amores y desamores que he vivido hasta ahora, pero siento que me han llevado hasta aquí, hasta estar completamente a gusto con la persona con la que quiero estar. Y lo que es mejor: sentir que tenemos un futuro en común. (Sigo tocando madera).
Esto me recuerda mucho a una de las nuevas canciones de Taylor Swift (a la cual vamos a ir a ver en concierto. Perdón, es que tenía que introducirlo en algún punto porque aún no me lo creo), Daylight.

I once believed love would be burnin' red

But it's goldenLike daylight
Antes pensaba que el amor era de color rojo, como el fuego; ahora sé que es dorado, como la luz del día. Me siento muy reflejada en esa canción.
A menudo pienso que las personas somos un poco como esos dibujos mágicos que solo se descubren cuando unes la línea de puntos. Hasta que no haces esa conexión y unes todos los puntos, no sabes realmente quién eres. Queda mucho por delante, pero creo que estoy uniendo mis puntos y voy por buen camino. Sé dónde me veo dentro de unos años y sé con quién. Y eso me hace sentirme tan emocionada que a ratos me gustaría poder pulsar un botón de acelerar que me llevase hasta ese momento.