De esa época vergonzosa, el socialismo andaluz salió tan seriamente debilitado y desprestigiado que fue derrotado por la derecha, encabezada por Juanma Moreno Bonilla.
Queda pendiente la entrada en prisión del máximo responsable del drama de los EREs, el ex presidente Griñán, que ha alegado padecer un cáncer para evitar la prisión.
Doce años después de iniciarse la causa, quedan casi 120 juicios pendientes relacionados con estas ayudas públicas trucadas y corrompidas, utilizadas para beneficiar a amigos del poder y a empresas cercanas al PSOE, además de para potenciar el clientelismo y mantenerse en el poder.
El ex presidente Griñán, que debe estar sintiendo vergüenza de no acompañar a sus compañeros de partido en la prisión, está pendiente del informe forense sobre su enfermedad para que los jueces decidan si ingresa o no en la cárcel.
El ingreso en prisión de los seis primeros ex políticos socialistas condenados por el caso ERE marca un antes y un después en la política andaluza. Es el símbolo del fin de una época para el partido que fue la fuerza hegemónica en la comunidad durante casi cuatro décadas.
Durante ese tiempo, Andalucía se mantuvo siempre en la pobreza, el atraso y en la cola de las regiones de España y Europa, mal gobernada por un partido que ganaba las elecciones sin esfuerzo, utilizando para ello el poder y el dinero y que lo perdió todo por ir demasiado lejos en su ambición.
Pero el PSOE cometió dos errores cruciales que le llevaron a la pérdida del poder: antepuso los intereses del partido a los del ciudadano y el control del poder al bien común, dos brutalidades políticas que, unidas a otros muchos abusos y corrupciones, invalidaron la democracia, que fue sustituida por una especie de tiranía blanda, corrompida y arbitraria.
Francisco Rubiales