Ni las aspas de El Molino, ni las plumas de sus vedettes han podido aguantar la tormenta de la crisis y la empresa que reabrió el local hace tres años, intentando recuperar las glorias del Paral·lel, presentó la semana pasada concurso de acreedores, la antigua suspensión de pagos. Ociopuro SL, la sociedad de la empresaria Elvira Vázquez, ha llevado sus libros al juzgado mercantil 6 de Barcelona, incapaz de hacer frente a sus deudas de cerca de 15 millones de euros, correspondientes en su mayor parte al coste que asumió en la reconstrucción del inmueble.
La empresa, que sólo conservó la fachada de un local que había permanecido cerrado trece años, no ha logrado atraer al público local al music hall, pese a sus intentos de modernizarlo. Y su apertura a otros géneros, como la ópera, no ha llegado a tiempo
El Molino no es viable, viene registrando pérdidas sostenidas y continuadas desde su apertura. Reabrir este emblemático local supuso una inversión de 15 millones de euros. El grupo promotor, sin embargo, se lanzó al proyecto con más ilusión que millones: constituyó Ociopuro con un capital de 2,3 millones de euros y pidió una hipoteca sobre el solar al Banc Sabadell y un aplazamiento de los impuestos a Hacienda.
El proyecto, además, se fue retrasando, lo que aumentó los gastos de los intereses, y la reapertura fue en plena crisis económica.
A todo esto, hay que sumar el gran apoyo del genial y grande elocuente Ministro de Haciendo, Cristóbal Montoro, de aumentar el IVA cultural del 8% al 21% el verano pasado.El Molinoabrió sus puertas en el año 1899, como un local para espectáculos musicales con el nombre de Pajarera Catalana. El 1910 fue rebautizado como "El Petit Moulin Rouge" como homenaje al célebre music hall francés y, tras la Guerra Civil, cambió de nuevo su nombre, para evitar las connotaciones política del rojo, al actual El Molino. El local siguió funcionando, sin apenas cambios, hasta el 14 de noviembre de 1997, cuando tras años de continua decadencia cerró sus puertas.
Ociopuro compró el local unos años después para evitar que continuara degradándose y acometió una reforma integral: del viejo local sólo quedó la fachada, el famoso molino, y sobre ella construyó una nueva, de leds, que ilumina las noches del Paral·lel.
El destino del nuevo El Molino se torció seguramente años antes de que volviera a abrir sus puertas, con el retraso del proyecto y después de las obras, por problemas en la cimentación.
Luego la crisis, que ha reducido drásticamente el gasto en ocio, ha dejado la empresa exhausta.
Si desde la reapertura de El Molino nunca ha sido rentable y además es un negocio que ha ido a la baja. ¿Por qué decidieron reformarlo y volverlo a abrir? La ciudad ha cambiado a pasos agigantados, las administraciones públicas han asesinado el ocio de nuestra ciudad. Pese a todo esto, los vecinos del Paral·lel siempre han luchado para que esta avenida vuelva a ser lo que un día fue. Lamentablemente, tenemos que ser realistas y ser conscientes de la grave situación económica que estamos sufriendo. El Paral·lel nunca volverá a ser lo que un día fue, el epicentro del music hall, de las caras famosas, de las noches interminables y del principal motor de la noche barcelonesa. Actualmente, si paseamos por esta avenida podremos apreciar una genial estampa de prostitutas sudafricanas agresivas con el turismo, carteristas magrebíes corriendo con las carteras de los despistados y degustar los mejores manjares de Pakistán.
Esta es la Barcelona moderna y cosmopolita de CIU, esta es la vergüenza y pena para muchos barceloneses.
¡Adiós Molino!