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Cuando me apunté al reto de Viajar Leyendo sabía que uno de los países que iba a escoger sería Japón. Y lo sabía porque este libro llevaba mucho, mucho tiempo en la lista de pendientes. Necesitaba una excusa para anteponerlo a otros tantos.
Empezaré diciendo que no es mi libro favorito de Murakami y que no es el que recomendaría para estrenarse con él. No porque no sea bueno… sino porque el surrealismo mágico/onírico que lo caracteriza no está tan presente. Aquí he encontrado más ciencia-ficción, neurobiología, fantasía, filosofía y hasta unicornios. De hecho esta es otra de las portadas.
– Si crees que todo va a salir bien, entonces se te quita el miedo, ¿sabes? – dijo.
– Con la edad, uno cree cada vez en menos cosas – dije -. Igual que se van gastando los dientes. No es que uno se vaya volviendo un cínico o un escéptico, no, simplemente se va gastando. Y ya.
A pesar de que en general me ha gustado, no me enganchó y en algunos momentos se me hizo un tanto pesado. Y el personaje del profesor me pareció desaprovechado; tenía potencial pero, de buenas a primeras, se desinfla. Se podría haber desarrollado mucho más la parte neurobiológica y tecnológica gracias a ese personaje. Una pena.
Puntuación: 5/10
Archivado en: opinión Tagged: 2015, el fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, Haruki Murakami, Reto: viajar leyendo