Ciertamente había perdido muchas cosas en el curso de mi vida.Tantas que, aparte de mí mismo, ya no me quedaba nada por perder. Sin embargo, en mi interior permanecía vivo el reflejo de lo que había perdido, y aquello era lo que había conformado mi ser a lo largo de mi vida.
Y no me resisto a subir algo de poesía. Porque sí, también hay poesía.Su pelo olía a viento frío de invierno.
Envuelto en aquella luz helada fundida en gris, los árboles tendían al aire sus ramas peladas, desprovistas de hojas, recortándose en el cielo como si fueran grietas, y el río dejaba oír su gélido murmullo por los alrededores.