“La revolución industrial remodeló el trabajo artesano y gremial existente hasta entonces, en un trabajo mecánico que ocupaba un puesto central en la vida del individuo, tanto en su definición personal como en su forma de vida.
La sociedad de consumo supuso un paso más allá en la evolución de este pensamiento paradigmático, unido a la incorporación y sofisticación creciente de la tecnología.
El progreso tecnológico subvirtió la relación existente hasta entonces entre empleo y productividad, hasta el punto de que la productividad empezó a crecer a medida que el empleo disminuía; según datos del Financial Times “la gente empleada se redujo en la UE entre los años 1970 y 1994 de un 30 a un 20%, y de un 28% a un 16% en EEUU, sin embargo durante este mismo periodo, la productividad industrial aumentó un promedio del 2,5% anual.
Este descenso del empleo en todo occidente, es una tendencia creciente que no tiene visos de remitir durante los próximos años. Un reciente estudio de la Universidad de Oxford augura que el 47% de los empleos que conocemos hoy, serán realizados por máquinas en las dos próximas décadas.
Las nuevas tecnologías junto con la globalización son factores que influyen poderosamente en esta escasez de puestos de trabajo ya hoy, instalándonos de lleno en el post consumo, en la era de la información, donde las nuevas tecnologías y sobre todo, su vasto acceso van a redefinir la manera en la que nos vamos a relacionar con el empleo en el futuro cercano.
Desde esta perspectiva, los retos a los que nos enfrentamos como asesores y facilitadores en outplacement, requieren de nosotros elevar nuestra mirada y encontrar nuevos horizontes, reformular el concepto de “empleo” y delimitar sus nuevos contornos. La gestión del talento pasa hoy por entender, que quien pierde su puesto de trabajo es posible que se enfrente a largos periodos de desocupación laboral, en los que el reciclaje formativo exclusivamente técnico o funcional, ya no es suficiente.
Aspectos como el trabajo sobre la autoestima, el desaprendizaje, la gestión de la incertidumbre y la creatividad, deben formar parte de una nueva visión de la formación, una visión que debe profundizar en el valor intrínseco del individuo, más allá de su ocupación profesional, su posición social o el puesto que ocupa.
La adopción de programas combinados, en los que se trabaje y potencie una multitud de aspectos relevantes para afrontar la situación de desempleo desde una perspectiva global, es un paso necesario para avanzar en unas realidades personales y profesionales cada vez más complejas.
Ante una situación de desempleo, se hace crucial invertir nuestro “capital tiempo” en realizar una revisión completa de nosotros mismos. Se hace necesario un paso por el “dique seco”, paso que debemos aprovechar para examinar y reconocer nuestras necesidades pero también nuestros anhelos, así como nuestras capacidades para afrontar la nueva etapa, maximizando las oportunidades y mejorando nuestra forma física y mental.
El programa Coachplacement® 90 60 90 está diseñado desde esta mirada holística y completa del individuo, trabajando todas las áreas necesarias para gestar una renovación, una evolución que aporte al individuo una visión amplia y diferenciada en la que se integran técnicas de resiliencia, asertividad, autodominio, creatividad y estrategia.
Por Juan Carlos Sánchez, facilitador del programa Coachplacement® 90 60 90.www.atesora.es