Hoy por la mañana, un alcatraz se dejaba llevar por la corriente muy cerca de la costa. Finalmente consiguió acercarse a unas rocas en la orilla y con esfuerzo se subió a una de ellas, agotado y empapado. Aleteó para sacudirse el agua de su plumaje y se quedó tumbado. No le vi ningún anzuelo, cuerda o sedal, como desgraciadamente se suelen ver en muchos de los alcatraces que se acercan a la costa y aparentemente no tenía ninguna fractura ni lesión. Simplemente parecía estar cansado.
A pesar de que estaba muy débil, aún reservaba algunas fuerzas para defenderse y si me acercaba demasiado hacía ademán de volver a tirarse al agua. No había gente cerca, ni perros sueltos que lo molestaran. Solo el ruido de la mar y del viento, que parecía arrullarlo en sus últimos momentos, así que me fui y lo dejé tranquilo.