El fin es mi principio (Das ende ist mein anfang; Alemania-Italia, 2010)

Publicado el 22 junio 2011 por Manuelmarquez

Tono intimista y primacía de lapalabra sobre la acción son dos elementos que, sin duda alguna,constituyen señas de identidad especialmente relevantes de unapropuesta como “El fin es mi principio”, una coproducciónitalo-alemana, que, bajo la batuta del director germano Jo Baier(hombre curtido, sobre todo, en tareas de realización televisiva),lleva a la pantalla grande un texto literario del periodista yescritor italiano Tiziano Terzani —hombre de fuerte personalidad yexperiencia vital rica e intensa— que, como en una suerte dememoria vital, plasma en el mismo la vivencia propia de los últimostramos de su biografía, a través de un relato de iniciación delhijo, depositario de su legado espiritual y destinado a extraer delmismo una palanca desde la cual proyectar su propio trazado. Empeñonada fácil, en la medida en que estos textos en que prima lareflexión abstracta y la introspección personal no son la materiamás frecuente del relato en celuloide, y siempre es sencillo que suplasmación en imágenes derive en lo plúmbeo y aburrido.
Para conjurar tal riesgo, nada másapropiado que el contar con un intérprete solvente, alguien capaz demanejarse con monólogos frecuentes y prolongados dotando a losmismos de enjundia y sensibilidad. Y, en este caso, Baier puedepresumir de haber tenido a sus órdenes a uno de los grandes. BrunoGanz, a sus setenta años, ha adquirido ya esa dimensión que lositúa a la misma altura de nombres legendarios de la escena —teatraly cinematográfica— europea, como Laurence Olivier, VittorioGassmann o Michel Piccoli; y, después de habernos regalado untrabajo tan estremecedor como el que cuajó en “El hundimiento”,dando vida a un Hitler desatado y furibundo, se sitúa ahora en unregistro totalmente antitético, para solazarse en este personaje deperfil crepuscular, al que la conciencia de su próxima muerte, lejosde hundirlo en una comprensible desesperación, le impulsa a una“transmisión” serena y luminosa. A buen seguro que, aun cuandosolo fuera para disfrutar del trabajo de Ganz, ya merecerá la penaacercarse a la sala oscura donde proyecten la cinta...
* Apuntes sobre el cine que viene LXI.-