Revista Cultura y Ocio

El físico y la ópera. Amber Wagner. ¿Esperanza o realidad?

Publicado el 20 julio 2012 por Maac @Elblogdemaac
El físico y la ópera. Amber Wagner. ¿Esperanza o realidad?
" Es gibt ein Reich" de Ariadne auf Naxos (R. Strauss) Amber Wagner (soprano) - Orquesta de la Ópera Lírica de Chicago. Dir.: Andrew Davis. 2012.
De Amber Wagner ya hablé aquí con motivo de la Ariadne que nos ofreció en el Palau de les Arts en diciembre sustituyendo a Adrianne Pieczonka. No sé los años que tendrá pero es una cantante muy joven, un día de diciembre del año pasado cuando terminó la representación de Ariadne auf Naxos en Valencia fui con unos amigos a cenar a una pizzeria que frecuentan los cantantes y músicos que van a les Arts, sólo había una mesa libre y entramos un pelín después que Amber y su acompañante, un chico también muy joven y orondo con pinta de rockero, muy americano él, de esos que inconscientemente asocias a hamburguesas, patatas fritas, ketchup y vaso de coca-cola; como los dos jóvenes íban bastante perdidos y yo acompañado por unos amigos muy despiertos, nos adelantamos y pillamos mesa, por un momento se me pasó por la cabeza invitarles a sentarse con nosotros, parecían simpáticos y los veía tan perdidos... recuerdo que supuse que, a pesar del trabajo de la soprano, todavía no estaban acostumbrados a viajar mucho, los encontré poco resueltos, también pensé en que más les valía ir a otro tipo de restaurante, uno en el que cenar una ensalada y pescado a la plancha, no parecía que  meter en aquellos desmedidos cuerpos pasta o pizza fuera muy saludable.
En mi pasada visita a Barcelona con motivo de Pélleas et Mélisande, charlando con Joaquim, salió a colación su nombre, según él ya es una cantante que ha entrado en el circuito internacional de grandes teatros, si bien tiene un handicap, su físico. Yo no tengo tan claro que sea una soprano que haya entrado en el circuito, sí coincido plenamente en que el físico no le ayuda en absoluto, y es una pena. Esta soprano americana, nacida en Oregon, ganó en el año 2007 en la Metropolitan Opera National Council Auditions Grand Final y ha ganado también muchísimos más premios que no vamos a enumerar. Su mayor triunfo hasta el momento ha sido la Ariadne auf Naxos que cantó en Chicago la temporada pasada bajo la dirección, como en Valencia, de Andrew Davis, también ha cantado Sieglinde (La walkyria) en Franckfurt, Elsa (Lohengrin) en Chicago y Senta (El holandés errante) en el Festival de Savolinna de este año. Aunque está claro que todavía le queda mucho por demostrar  creo que con la trayectoria que lleva ya tendría que haber despuntado y estar cantado no sólo en el Met (lo ha hecho, creo, esporádicamente), también en teatros como el Covent Garden, la Ópera de París o La Scala, es una soprano de primerísimo nivel que podría convertirse, con poco que la apoyen, en la gran wagneriana de esta generación. Debo decir también que me pareció mucho mejor en directo que en la reciente grabación de Chicago, no sé si habrá algún problema con la toma de sonido.
De sobras es conocido el caso de Deborah Voigt que en el año 2004 recibió una patada del Covent Garden porque no cabía en un traje de cóctel y ponérselo, según el director de escena, era esencial para entender su concepción de Ariadne auf Naxos, la soprano, que tomó conciencia de que su físico podría ser incompatible con la escena, terminó sometiéndose a una operación gástrica y perdió 61 kilos. En el programa de TV Good Morning America se trató el asunto:

Cuatro años después, haciendo gala de su buen humor la soprano grabó el siguiente vídeo:
 
Cuando se quiere ridiculizar el mundo de la ópera habitualmente se recurre a la imagen de la cantante gorda y poco agraciada, los aficionados sabemos que, aunque se dan casos (la joven Callas, Caballé, Cerquetti), la gordura no es tan generalizada como el tópico pretende, si las dividiéramos en dos grupos el sobrepreso saldría perdiendo (las Dessay, Meier, Garanca, Gens, Petibon, Kozena, von Otter, Fleming, Gheorghiu, Bartoli, Ciofi, incluso Netrebko, unas más delgadas que otras pero ninguna obesa, quizás Netrebko comienza a alarmar un poquito) . En un arte en parte visual como es la ópera la imagen es importante, (aunque muchos aficionados no estarán de acuerdo -los más cavernícolas- no pienso negar el contenido teatral y visual que tiene la ópera ), también es importante la expresión gestual (no me pareció que la de A. Wagner fuera mala), pero por encima de todo creo que estaremos de acuerdo en que debe primar el buen canto, la imaginación debe ganar terreno a la imagen, la emoción y la reflexión al puro placer visual si queremos que la ópera se mantenga como un arte vivo a través del que la voz humana nos conduce a emociones puras, si no concedemos importancia al arte de cantar la mayoría de óperas dejan de tener interés, si muchas óperas subsisten en el repertorio, no nos engañemos, o es por la música (Pélleas et Mélisande), por el canto (I Puritani) o por ambos (Tristán e Isolda), la ópera no soporta cantantes mediocres por muy guapos  o muy buenos actores que sean y por muy espectaculares o cuidadas que sean las producciones. 


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