Las series de televisión, a lo largo de su historia que cubre ya más de seis décadas, han colaborado, de forma importante, en la inmortalización y mitificación de varios modelos de automóviles. Ya repasamos anteriormente lo que supuso el Dodge Charger en Los Duques de Hazard. En esta ocasión, nos centraremos en otros dos coches que forman parte del imaginario colectivo de una generación a la que pertenezco. Se trata del Ford Gran Torino de Starsky & Hutch y el Ferrari 308 de Magnum P.I. Este artículo dual empieza con los impetuosos policías de la costa de California...
En 1975, la ABC lanzó una nueva serie centrada en las andanzas de dos detectives del departamento de policía de la ficticia Bay City (California). David Starsky (Paul Michael Glaser) y Ken "Hutch" Hutchinson (David Soul) formaron una pareja televisiva que entretuvo a la audiencia durante más de noventa episodios repartidos en cuatro años. El contraste entre sus personajes y las diferentes maneras en que ambos actores abordaban sus interpretaciones deparó uno de los shows más recordados de la década de los 70. Aunque, como siempre ocurre en estos casos, el paso del tiempo ha sido implacable con estas teleseries producidas al amparo del estilo disco desenfadado y profundamente característico de su época.
La serie fue dirigiendo cada vez más su horizonte hacia la comedia pero el atractivo físico y carisma de sus protagonistas mantuvo el éxito aun cuando las tramas más violentas fueron dando paso al colegueo casi paródico que también recogió la infame película protagonizada por Ben Stiller y Owen Wilson en 2004. Este rumbo que fue tomando una serie en la que colaboró como guionista un joven llamado Michael Mann, determinó que incluso el tema musical compuesto por Lalo Schifrin se sustituyera en la segunda temporada por considerarse demasiado duro y oscuro. Una nueva pieza musical, compuesta por Tom Scott, tomó el relevo y coincidió mucho más con la propuesta.
Pero si hay algo que la gente piensa cuando se cita el nombre de Starsky & Hutch, es el coche rojo con el vector blanco que lo cruza. Es algo instintivo, automático. Así funciona el poder de la imagen televisiva. Pocos se acuerdan de los disparates del confidente de los protagonistas, "Huggy" Bear, ni del carácter irascible del Capitán Dobey. Pero toda persona que haya visto la serie, a través de las múltiples reposiciones, tiene grabado a fuego ese maravilloso coche.
A pesar de que inicialmente estaba previsto usar un Chevrolet Camaro, la compañía Ford se impuso cuando Aaron Spelling y Leonard Goldberg asumieron el rol de productores de la serie. Y fue el coordinador de transportes de estos dos titanes de la época, George Grenier, quien tuvo la idea de las rayas blancas a ambos lados del automóvil. En ese mismo instante, acababan de crear un icono individualizado, un referente que triunfaría como merchandising oficial.
El modelo elegido fue el Ford Gran Torino 351 Windsor de 1975. Incorporaba un motor V8 de 460 pulgadas cúbicas. La matrícula que se le colocó fue la 537 ONN. En la segunda temporada se cambió por un modelo de 1976 que ya se mantuvo hasta el final. Durante el rodaje se utilizaban siempre dos modelos: uno para las escenas de calle y otro que incorporaba una cámara en la parte delantera para grabar a los protagonistas, de forma directa, en las clásicas persecuciones por la ciudad. Tal fue el éxito del coche entre el público que la Ford decidió sacar a la venta una edición limitada de 1000 unidades del Gran Torino, tuneado prácticamente igual al que aparecía en pantalla.
En 1979, la constante bajada de la audiencia y el deseo continuado de Paul Michael Glaser de abandonar la serie determinaron la cancelación de la misma. Pero ese coche rojo, con la estela blanca, quedó grabado en la historia de la televisión. Actualmente, los dos Gran Torinos utilizados en la serie son propiedad de coleccionistas privados en Ohio y New Jersey.
Por último, recordar que Hutch utilizaba también su propio coche en numerosas ocasiones. Se trataba de un Ford Galaxie 500 de 1973. Carecía de glamour y era bastante vetusto pero tenía una autenticidad que Hutch se encargaba de recordar cuando se refería al Gran Torino de Starsky como al "tomate con rayas".