El fracaso como puerta al éxito

Por Maria Mikhailova @mashamikhailova

He oído en varias ocasiones esto de que en Estados Unidos, el país del emprendimiento por naturaleza, antes de dar financiación o invertir en un emprendedor, en vez de preguntarle cuántas veces ha tenido éxito en sus negocios, le preguntan cuántas veces ha fracasado. Y si dice que nunca, no le financian.

Parece chocante, pero en realidad si miramos el fracaso de otra manera, podemos intuir que tiene su lado positivo.

El fracaso demuestra que tenemos eso que se llama y está tan de moda ahora: resiliencia. La resiliencia es la capacidad de superar dificultades y de afrontar crisis importantes. De hecho, el ser humano está programado para sobrevivir. Para caerse y levantarse. Porque a todos nos impulsa nuestro deseo de seguir viviendo.

Llevo dándole vueltas al asunto desde hace tiempo. ¿Cómo puedo conseguir éxito, resultados, objetivos…? ¿Cuál es la clave? Y la respuesta es bien sencilla: la forma más directa para conseguir algo es fracasando primero. Sí, porque el que no intenta, no se equivoca. Y es gracias al error como conseguimos experiencia, como crecemos y aprendemos.

El miedo al fracaso

¿Pero por qué entonces nos da tanto miedo fracasar? Probablemente nuestra educación, en la que la palabra “fracaso” suena mal y se ve como algo muy negativo. Nos enseñan que fracasar es de perdedores, es de ser débil, es de haber hecho las cosas mal.

Y sin embargo, los que más alto han llegado, todos nos cuentan cómo han ido fracasando hasta llegar a donde están ahora. De hecho el fracaso les hace apreciar aún más lo que tienen y motivan a los demás a seguir su ejemplo.

Uno de mis lectores más fieles tras leer mis 3 ingredientes para reinventarse con éxito, me hizo una observación muy interesante, a través de un comentario: ¿no faltaría quizás un ingrediente más, como la experiencia?

No pude menos que darle la razón. Si los ingredientes claves para reinventarse son: Introspección, Acción y Pasión; hay una clave aún de mayor peso para alcanzar el éxito: equivocarte, fracasar, o lo que es lo mismo, tener una experiencia.

Como decía en una de sus charlas, Sergio Fernández: “apuesta al 100% por tu proyecto, y si fracasas, al menos habrás aprendido algo”.

¿Cuál ha sido el mayor fracaso en tu vida?

Los fracasos pueden conllevar dos cosas: que te caigas y no quieras volverte a levantar o que te levantes con mayor fuerza. Ahora mismo me gustaría plantearte una pregunta en serio: ¿cuál ha sido el mayor fracaso de tu vida? Sea laboral o personal. De mí puedo decir que a nivel laboral no haberme dedicado a mi pasión, no haber estudiado una carrera por vocación sino por miedo, no haber sabido tener paciencia a la hora de buscar un trabajo acorde a mi nivel…

Pero aún con todo, esos fracasos, pequeños o grandes, me llevaron hasta donde estoy hoy. Mucha gente que acude a mí para procesos de coaching, me dice: “Es que no sé cuál es mi pasión”. La respuesta es simple: hasta que no lo pruebes, no sabrás si es tu pasión o no, a no ser que lo tengas claro de antemano.

Ensayo y error. Ensayo y error. Ensayo y éxito.

Te propongo que pruebes, que experimentes. Yo antes de dedicarme al coaching estaba convencida de que quería abrir un centro de salud, estudiar ayurveda y yoga, irme a la India… además me formé como terapeuta de Reiki. Y no voy a decir que me he equivocado: son mis pasiones. La salud, el bienestar, la espiritualidad, la nutrición vegetariana, vivir mejor, más despacio, de acuerdo a nuestra naturaleza.

Pero yo soy una apasionada de comunicar, de escribir, de expresarme con la palabra. Por eso el Coaching me vino como anillo al dedo: psicología, escuchar y ayudar a los demás, introspección, reflexión, aquí cabe también un estilo de vida más saludable, incluso la espiritualidad y el coaching no son dos mundos reñidos entre sí.

Si me dedicara solamente al Reiki, a mi nivel de evolución en el día de hoy, estaría de alguna forma incompleta, a no ser que quisiera escribir libros de ello. Esto no significa que el día de mañana, mi propia evolución me lleve a temas más espirituales, de hecho es lo que siento, que incluso el Coaching, que estoy tomando por filosofía de vida, es un paso más en mi autorrealización para alcanzar más adelante un nivel superior.

Mi consejo: probar y equivocarse.

No tirar la casa por la ventana. Por ejemplo, cuando aprendí Reiki me hice voluntaria en hospitales públicos en Madrid. Fue una experiencia preciosa de la que aprendí muchísimo a nivel personal y espiritual, pero para realizarme yo necesito usar la palabra, comunicar.

Hace poco experimenté una nueva faceta profesional: ser organizadora y ponente de un taller. ¡Me encantó! Yo, que durante toda mi vida adulta pensé que no valía para hablar en público. ¿Tenía miedo antes de mi primera vez? ¡Claro que sí! Afortunadamente un proceso exhaustivo de coaching hizo que desbancara mis creencias limitantes y consiguiera enfrentarme con éxito a esta experiencia tan productiva.

Pero si me hubiera quedado en mi zona de confort, si me hubiera dicho que no valía la pena probar por miedo al fracaso, no habría conseguido ningún resultado. Y el mío en este caso fue muy positivo. Después de esta primera experiencia, preparé con mucha ilusión mi siguiente taller, con contenidos nuevos, atreviéndome con visualizaciones creadas por mí, ejercicios novedosos… vamos, que he empezado a sentirme muy a gusto en esto de impartir talleres.

Este es sólo un ejemplo de mi vida, pero seguro que en tu vida hay más ejemplos: algo que te daba miedo, te atreviste a hacerlo y salió bien. Y también algo que salió mal. ¿Y qué pasó entonces? Seguro que te llevaste alguna lección, algún aprendizaje. ¿Qué es lo peor que te puede pasar si no lo consigues? Pero sobre todo: ¿qué pasaría si lo consigues?

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