El fracaso de la socialdemocracia en el inicio de la crisis

Publicado el 14 diciembre 2010 por Trinitro @trinitro

El fracaso de la socialdemocracia y el centroizquierda en plantear soluciones a la crisis no ha comenzado con las medidas de austeridad o los recortes sociales de este último año y medio. La renuncia a buscar alternativas, a plantearse soluciones que no formen, como decía Galbraith, del pensamiento convencional, comenzó en el inicio de la crisis.

La crisis se ha ido propagando, primero fueron los sistemas financieros que descubrieron que todo su entramado de préstamos estaba sustentado en humo, esta crisis se trasladó al sector industrial y la economía productiva y a las familias al ver cortado de golpe una gran cantidad de crédito y por último llegó a los estados que al caer los ingresos a causa de la caída de la actividad económica han visto como esos mismos mercados financieros que generaron el problema ahora les gravan en la venta de deuda.

El hecho es que aunque en el 2008 no existían varitas mágicas que pudieran solucionar la crisis sí que se soslayaron ciertos debates, y el mero hecho de soslayarlos provoca que hoy sigamos aplicando las medidas que los mercados financieros y sobretodo los intereses económicos más les convienen, sin que parezca que exista alternativas. Es evidente que si la hoja de ruta que se comienza a aplicar es la que más conviene al sistema financiero y no al conjunto de la economía la consecuencia que se tiene es que “no hay más solución que la que recortar derechos sociales”.

Ese pensamiento único sobre las medidas a implementar en cada fase de la crisis es una falsa realidad. Ni todos los estados están aplicando las mismas soluciones, ni las políticas del ECOFIN y de la UE son las únicas posibles.

Cuando el sistema financiero entró en crisis y los estados tuvieron que salir al rescate de la banca en algunos casos, como el español, se les entregó como garantía más de 100.000M€. En el caso del rescate financiero de Obama tampoco se puede decir que se fuera muy lúcido y se aplicó el mismo dogma liberal que iba aplicar la administración Bush.

Es verdad que no se podía dejar el sistema financiero que sufriera un trompazo sin paliativos, entonces no hablaríamos de una crisis sino del fin del sistema económico tal y como lo entendemos. Ahora bien, ¿en esta primera fase era lo único que se podía hacer? ¿y de hacerse era de la única manera que se podía hacer?.

Aunque en la primera fase de la crisis tal vez fuera poco fácil prever que los bancos una vez rescatados no iban a liberar el crédito necesario para que funcionara la economía, aunque creo que no es así ya que economistas como Anton Costas ya lo preveían.

¿Qué alternativas había al inicio de la crisis? La primera de todas era poner condicionantes a los fondos de rescate, era atreverse a castigar a los que lo habían hecho mal. Los bancos y sobretodo las cajas habían apostado a que no había una burbuja financiera, y que se podía mantener la sobrevaloración de las viviendas y la vida del crédito de plástico sin problemas y perdieron la apuesta. Para las familias la pérdida de la apuesta es el apalanque de su deuda familiar en unas propiedades que valen realmente menos de lo que han pagado, las familias pagarán sus errores durante años. En cambio las entidades financieras han pasado de rositas, pocas han sido intervenidas a lo largo y ancho de la UE. En el caso de un gran número de cajas de ahorros españolas era más que obvio que se habían hecho muy mal las cosas.

El hecho de que la tónica haya sido (excepción del Reino Unido) de aportar ayudas sin condiciones y sin consecuencias, ha hecho que la mayor parte del sistema financiero solventara sus problemas y pudiera afrontar la crisis (de la que ellos mismos son principales causantes) en mejores condiciones que nadie. Con el respaldo de dinero público, sin condicionantes, y completamente irresponsables de la apuesta fallida en la que habían entrado, se han podido dedicar a enjuagar deuda, cortando libremente el grifo del crédito para el sector productivo y las familias. Los responsables han sido los estados, y en especial los gobiernos de izquierdas que no se han atrevido a plantear una solución alternativa. Si a cualquier agente económico le ofreces ventajas y les generas incentivos tan favorables actuará de forma egoísta. Pretender lo contrario es del género iluso.

Soluciones las hay, la intervención de la administración de Brown en los bancos ha puesto condicionantes al sistema financiero de partida, ya que el rescate no ha sido gratuito. El estado británico ha tenido un mayor margen para mover crédito entre el público.

El mero hecho que los gobiernos de la zona euro ni se planteen el tema de intervenir bancos que hayan hecho muy mal su trabajo a cambio de rescatarlos para condicionarlos durante unos cuantos años a trabajar para el sistema económico productivo y no para su propio bien, es algo curioso. Ahora mismo no se duda que los mercados financieros intervengan a los estados y les condicionen en sus políticas públicas para poder financiar su deuda, pero lo contrario, que los estados que entraron a rescatar bancos los condicionen era una violación de los principios liberales y de libre empresa.

Por otro lado los estados a parte de utilizar bancos intervenidos para hacer circular el crédito, también se ha soslayado el debate sobre si el propio estado podría utilizar parte del rescate financiero para fines más directos en la economía. La segunda fase de la crisis: la falta de circulación de crédito y por tanto la caída de la economía productiva se podría haber paliado mediante la circulación de crédito público. Había varias formas de hacerlo: la primera la he comentado, haber intervenido más directamente a la banca, la segunda directamente de los Presupuestos Generales con planes de crédito. Los márgenes de maniobra del 2008 eran mayores a los actuales, y los préstamos otorgados a pequeñas empresas y autónomos ya estarían devolviéndose, generando de retorno actividad económica y empleo. Además cuenta con la virtud que el manido “cambio de modelo productivo” puede ser condicionado mediante este tipo de intervención en el sistema crediticio. Por otra parte el Banco Central Europeo y las instituciones económicas de la UE permiten actuar como fuente crediticia, se pueden permitir devaluaciones del € para intentar mejorar la capacidad de exportación de toda la UE, y poder “enjugar” la deuda que todos tenemos (estados incluidos) al hacerla de menor valor (aunque es muy goloso que el € sea un valor refugio para los especuladores el tener el € tan fuerte es muy negativo para la gran mayoría de países de la UE). Todas estas soluciones ni siquiera se han planteado.

El problema es que los estados, como en España, donde la dirección económica del gobierno se ha vendido a las tesis de la yihad neoliberal de FEDEA (fundación de estudios económicos financiada por las grandes empresas y bancos de España), han pecado de ortodoxia neoliberal. Es cierto que cualquier intervención en un mercado puede tener consecuencias negativas, ahora bien, no ha existido el más mínimo debate o planteamiento de ver si era viable una intervención temporal y concreta en el mercado crediticio (en cambio no ha habido dudas en intervenir el mercado financiero inyectando dinero, en eso el dogma liberal ha sido abandonado por el bien de los beneficios especulativos). Hay dudas si una intervención en el sistema crediticio por parte de los estados es positiva, los estados pueden no tener incentivos eficientes que hagan que los créditos vayan a quien puede devolverlos, aunque es evidente que el sistema financiero tampoco es que lo haya hecho mejor, también hay dudas de que los estados trasteando en el sistema crediticio pueden generar inseguridades e incentivos negativos para invertir. Puede ser, pero el fracaso del centroizquierda es que ni siquiera se haya planteado el debate, ni siquiera se haya abierto la oportunidad a planteárselo. En el caso español es aún más lesivo, dos años negando la crisis, pero a la hora de actuar han actuado como el peor de los gobiernos de derechas de la UE, aplicando las medidas más regresivas. Aún existiendo estas dudas el ex ministro Jordi Sevilla se planteaba cosas parecidas en el 2008.

El problema del pensamiento convencional en economía es que la resignación y el no hay alternativas termina por sorprender incluso a los más cercanos al propio gobierno. Siguiendo el abandono a “trabajar por la vía difícil” de buscar alternativas, hasta Jordi Sevilla se cuestiona la idoneidad de las reformas que se están planteando para reducir el déficit.

Definitivamente la socialdemocracia europea y española ha fracasado en gestionar la crisis, pero no por no poder tener alternativas y propuestas, sino por pura omisión, por elusión del debate y cesión sin lucha y por pura resignación. Y el no atreverse ni a tener ideas es una carencia en política, incluida política económica, que nos ha llevado a la situación de recortes sociales actuales.

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