"Pero es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por una ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad, perdón."
"Nuestro Movimiento tiene por finalidad suprema sumar todas las buenas voluntades y todas las energías a España. Nuestros brazos están abiertos para todos los españoles. Ofrecemos, y ofreceremos a todos, las posibilidades de participar en la creación de la España de mañana, a excepción, naturalmente, de los jefes que se han hecho cómplices de haber engañado al pueblo, en contra de nuestra aspiraciones, y los criminales comprobados. Esta nueva España será un país de Justicia, de clemencia y de fraternidad"
Pero esa excepción fue el problema, porque fue la grieta por la que se coló la represión que acabó con la esperanza de un país en paz consigo mismo. Y el principal gestor de aquella hidra vengativa no buscaba regenerar la nación y devolverla al pueblo, sino perdurar ejerciendo su caudillismo enfermizo. Pero, Pío Moa ha descubierto que, como la abeja Maya, vivía en un país multicolor, aunque ha sido un hallazgo tardío. No olvidemos su militancia en el GRAPO, que ahora define como un error de juventud, algo discutible pues se percató de tales circunstancias con casi 30 años.
"Franco venció a una revolución, no a la democracia. Liberó a España de la guerra mundial que hubiera ocasionado sacrificios mucho mayores que la guerra civil. Eso fue un gran mérito, sin duda alguna. Venció al maquis, que no era más que el intento de volver a la guerra civil, organizado por los comunistas. Dejó un país próspero y reconciliado y eso ha sido lo que ha permitido el paso, sin demasiados traumas, de la dictadura a la democracia, porque la democracia vino del franquismo y no de los antifranquistas"
Aquí es cuando nuestro amigo comienza a soltar chistes sin parar. Decir que el franquismo trajo la democracia es como decir que la sífilis trajo la penicilina. Si Francisco Franco, Caudillo por la gracia de Dios, hubiera sido inmortal aún andaríamos cantando el "Cara al sol", tragándonos el Nodo en los cines y emigrando a Perpignan para ver carne despejada, eso por buscar el lado amable del asunto, que realmente tiene poco. Incluso el terrible Pinochet dejó el poder, pero aquí nuestro Generalísimo se aferró a él con uñas y dientes hasta que la parca le empujó al Valle de los caídos. Lo peor de Pío Moa es que en las tertulias se mueve con seguridad férrea, asiente y niega con la cabeza sonriendo, como el que se sabe en posesión de una verdad que los demás ignoran. Así sucedió hace unos días en la presentación del libro que acaba de publicar Pilar Eyre, "Franco confidencial", en donde se mostró de tal guisa, con la anuencia de los tertulianos que no se mostraron demasiado inspirados para acallar tanta estulticia. Moa pinta una dictadura idílica, plena de bondad, desarrollo, con las dosis necesarias de libertad, la misma que combatió él a fuego y martillo cuando era un muchachito de 30 años, demasiado joven para comprender la verdad. Los otros, comunistas, socialistas, demócratas en general, eran más malos que la quina. Niega que hubiera opresión y así lo afirma cuando dice que "El régimen de Franco no acometió la represión de posguerra con el objeto de liquidar a la izquierda, sino de darle un escarmiento". Otro chiste de tío Pío, y éste además muy emotivo, al identificar al dictador con un padre riguroso y disciplinario que da unos cuantos azotes a sus hijos díscolos. El término "escarmiento" se le otorga a quien él considera que tiene la autoridad moral, un personaje ligado al fascismo. Además, empleando tales conceptos, nos retrotrae a tiempos pasados, donde esa palabra iba generalmente ligada al ajuste de cuentas, una infamia canalla que debe ser desterrada de una vez por todas en pleno siglo XXI. Si es que España era en realidad "Dictatolandia", un mundo de color y música, la reserva espiritual de occidente. El amigo Moa ha dejado tras de sí todo un reguero intelectual de frases dedicadas a los homosexuales, socialistas, a las mujeres y a todo aquel al que cree perdido en el camino de la vida. Nadie se ha dado cuenta de que Pío Moa no es un historiador, ni tan siquiera un investigador, es un humorista, un chistoso irrefrenable, con un sentido de la gracia tan negro como el alquitrán y tan pegajoso como la pez. No obstante, si quieren ver algo con gracia les recomiendo otra cosa muy distinta, "Martínez el Facha" del genial Kim, ya se sabe zapatero a tus zapatos.