El franquista Mayor Oreja, ese europarlamentario al que pagamos todos los españoles un sueldo millonario para que en vez de trabajar se dedique a vomitar a los medios sus elucubraciones propias de sobredosis etílicas sobre el gobierno y ETA, ha comparado en su última deposición verbal al Partido Comunista con ETA.
Debería lavarse la boca con Zotal, un estupendo antiséptico para habitáculos destinados a las heces del ganado, antes de hablar de quienes se jugaron el pescuezo por la democracia mientras él vivía “en paz” en connivencia con quienes señalaban a quién había que fusilar. Los genocidas que asesinaron a 150.000 españoles por sus ideas izquierdistas. La misma placidez -según confesó él mismo- tuvo el franquista Mayor Oreja, que han tenido los simpatizantes de ETA en Euskadi mientras otros pegaban los tiros.
Él sabrá porqué le escuece tanto el fin de ETA como le dolió el final de la placidez franquista