El primer y original Fuero de Zamora otorgado por Fernando I se ha perdido, sólo se conoce una copia del nuevo hecha en 1289, cuya portada se muestra en la foto. La siguiente frase de Cesáreo Fernández Duro (Memorias históricas..., Madrid, 1882, Tomo I, p. 231-232) refiere la importancia que el rey otorgó a los judíos en la repoblación:
“El hecho es que (Fernando I) empezó a reconstruir su principal baluarte, la ciudad de Zamora, llamando a pobladores que por de pronto se establecieron en un llano llamado Santa Cristina, a dos kilómetros de distancia, con fuero especial que a favor firmó el año siguiente de 1062.
“Repartida las tierras y solares entre los señores, caballeros y soldados leoneses, castellanos, gallegos y asturianos, acudió mucha gente al aprovechamiento de los campos yermos y a la ganancia del sustento en las fábricas, contándose buen número de operarios de todas artes, judíos, moriscos, o más bien mudéjares, que sin tregua alzaron muros con torres y almenas tan fuertes como los primitivos, iglesias, casas señoriales, plazas y mercados, esmerando el saber con que quedó labrada una de las más hermosas y más fuertes ciudades del reino. (…)
“(Fernando I)Dio al pueblo de su hechura fueros y privilegios, con las antiguas leyes de los godos, aumentadas en muestra de predilección, sabiéndose tan sólo, por haberse perdido este interesante documento, que acordó derechos e inmunidades a los hebreos, restaurando por tanto la Aljama, que ellos suponen contemporánea de Nabuconosor”.
Y para esta última frase Fernández Duro se apoya en dos citas: una de Lucas de Tuy - El Tudense – (fallecido en 1249) que en su Crónica de España (1238) dice en referencia al fuero: “dedit ei perpetuos bonos foros et nobilisimos mores” (parte IV, capt I) y otra de la Crónica del Cid (c. 1289), capt. XVIII donde se pone: “dióles muchas franquezas e libertades que fastan hoy dia han”.
Lo que llama la atención en esta frase con sus respectivas referencias es que desde siempre Zamora ha sido relacionada con su comunidad judía, la cual ha estado inmersa en la memoria y el imaginario de sus residentes y gobernantes. Ya desde el siglo XI se le reconoce ese aspecto identitario que en épocas posteriores tomará nuevos símbolos y formas.