No os descubro nada nuevo si os hablo de mis habituales flechazos con portadas y, especialmente, títulos. Esto fue lo que, una vez más, me ocurrió cuando vi esta novela entre las novedades de Lumen para el noviembre pasado. Hoy os hablo de El funeral de Lolita.
Mi opinión
Cuando Helena, crítica gastronómica de 30 años, recibe un mensaje de Rocío, la que fuera su mejor amiga en la adolescencia y con la que no tiene contacto alguno desde entonces, se espera cualquier cosa menos lo que lee: Roberto, un profesor con el que mantuvo una relación, ha fallecido. La noticia desata un auténtico terremoto en sus emociones y en su vida y, a pesar de las dudas iniciales, Helena decide volver a su ciudad natal, Alcalá de Henares. Un regreso más emocional que físico, aunque también lo sea, porque es la vuelta a un momento vital en el que todo era confuso y en el que las vivencias tomaban una dimensión especial.
No cabe duda desde el principio cuál fue la relación que aquella adolescente y aquel profesor vivieron años atrás, ya el propio título de la novela nos lleva rápidamente a la Lolita de Nabokov, pero en esta ocasión, y alejándose totalmente de aquel libro dado que no se trata de una nueva versión, el punto de vista es otro y Helena, a través de su relato, recupera el pasado y revive su orfandad y el devenir de su vida desde entonces. Con una prosa que en ocasiones roza la lírica, El funeral de Lolita es un relato intimista en el que la autora nos habla sin tapujos de sexo con la misma pasión con la que nos habla de su relación con la comida, dejando entrever en su relación con ambos toda su ira y su aflicción.
Destaca en la novela cómo Helena se va dibujando poco a poco ante los ojos del lector a través de sus pensamientos y a través de los contactos que retoma al volver a aquella ciudad que fue el escenario de una de las etapas más convulsas de su vida, marcándola para siempre. Todo ello narrado con un estilo propio que permite a Luna Miguel pasar de lo más lírico a lo más descarnado o a lo más sucinto, con una prosa directa y frases simples, muy cortas. Sin transición y sin estridencias, casi hipnotizando a un lector que se siente parte de la narración y que como tal la vive, viajando del presente al pasado sin confusión y enlazando los distintos momentos temporales sin artificio, la autora desata una crisis existencial y explora, sin profundizar en ellas, las heridas que no han sanado aunque se creyeran cerradas y que solo la mirada adulta de la protagonista sobre la adolescente que fue puede comenzar a curar cerrando una historia inconclusa a la que solo la muerte parece poder poner fin.
En definitiva, me ha gustado conocer la prosa de Luna Miguel. El funeral de Lolita es un libro que no recomendaría alegremente a cualquier tipo de lector, pero sin duda lo haré a aquellos que disfrutan de las narraciones intimistas e introspectivas no exentas de cierta tensión. Luna Miguel tiene a sus espaldas varias publicaciones de poesía, género con el que sabéis no me animo, pero me ha gustado este estreno en la narrativa. Habrá que seguirle la pista a la autora.