Sí, ese jodido fútbol.
Tema de debate que influye hasta en los colores del arco iris: o eres de la roja o no queda otro color al que apuntarte. Antes de empezar este partido, digo este monólogo, y en coherencia con el tema, lo iniciaré con una previa. Al cabo de algunos años he llegado entender que esto de la previa es, como en el juego amoroso, el precalentamiento, el antes de, la fase pre- y, en el caso del Madriz versus Barça, la emisión de descargas eléctricas, lanzamiento de misiles y cruce de artillería pesada para intentar sacar de quicio, los unos a los otros. La previa, en este caso, es hacer constar, antes del lanzamiento de la moneda para ver qué campo elijo, que, a pesar de que pueda parecerlo, no voy a escribir del fútbol desde una postura de eva resentida contra adán furbolero, ni hablar, pero es que el furbol entra en la vida de eva cada año. Es algo así como parte del pack con el que el destino, o una amiga celestina, nos hacen entrega del adán correspondiente. Viene en el set. No os creáis nunca esa respuesta, dicha con voz modulada y suave, pelín indiferente, acompañada de cara de no haber chutado un puñetero balón (se llama esférico, ya lo he aprendido después de tropecientas ligas, champions y campeonatos del mundo-mundial) de adán diciendo “No, qué va. A mí el fútbol no me vuelve loco…Si se tercía, pues sí, veo algún partido, pero no te creas, mis prioridades para el tiempo libre son otras”. Mentira. Como una casa, o como un estadio de fútbol. Les gusta. No sé si más que la cerveza, pero el fútbol le gusta a TODOS los adanes. No hay más que tirar de la base de datos de Canal plus o Canal gol o el resto de canales que retransmiten los “duelos balompédicos” (nótese la segunda palabra de la palabra compuesta recién leída) y recontar el número de abonados. Del número de evas a las que les gusta el deporte nacional no os puedo dar muchos datos fiables: las evas, al ser preguntadas al respecto, contestan con más falsedad que los resultados estadísticos que el pp da cada año. Si la pregunta se la hace otra eva, más o menos, la respuesta suele ser: “Uf, ¿qué dices? ¿El fútbol a mí? ¡Qué va! ¡Menudo rollo, hija! Y lo tengo que aguantar porque a mi X –sustitúyase la inicial por el nombre del adán con el que estén relacionándose en la actualidad- le vuelve loco. Y digo loco y sé lo que me digo. X entra en estado catatónico cuando hay partido y, cuando acaba, la que entra en el estado ídem soy yo, que tengo que darle a la fregona y al multiusos para quitar los cercos de las latas de birra”. Cuando la pregunta se la hace un adán, especialmente si éste y ésta están en estado de cortejo, o fase de “muéstrame tu mejor perfil y verás como caigo, como una mosca, en tus redes”, la respuesta de eva se inclina más hacia el tipo de “hombre, no es que entienda mucho, seguro que tú sí eres un experto -inciso clave para que adán-por-conquistar se ponga ancho y su autoestima adquiera las dimensiones de eso, de un auto- pero no soy un anti fútbol, ni mucho menos y, oye, los partidos importantes no me los pierdo si puedo –aquí eva a la caza nunca especifica el significado de la palabra importantes ni los equipos que se incluirían en esta categoría porque se juega una velada de pasión y lujuria o, como mínimo, una pizza, una copa de vino y, al menos, el arrumaco de prueba, como los probadores de perfumes.”
El fútbol, el jodido fútbol. Digo yo que cuando a todos los adanes les gusta, incluidos los más leídos, es porque lo tiene “todo”. Empezando por la palabra clave: LIGA. Van y le colocan una palabra que corresponde a un objeto, prenda de lencería, presumiblemente excitante para indicar una competición que no sé muy bien cuanto dura, aunque asocio su fin con el verano, que es cuando empieza lo que ellos llaman pre-temporada. O sea, que el fútbol cumple la famosa ley de “no se crea, ni se destruye, solo se transforma”, Lo raro es que, cuando por primera vez me planté delante de un adán con una liga, con dos balones por medio y sin arbitro, porque había conseguido quitarme de encima a mi amiga del alma, que no paraba de decirme “este tío no te pega ni con cola de carpintero, hija” y le señalé la susodicha prenda, escasa en tela, pero prenda, éste me miró y dijo “¿qué?”. Me quedé más chafada que una crepe ¡Y yo que pensaba que iba a levantarse (él y su “equipo”, su “cosa”), hacerme la ola (o la tormenta entera o el maremoto, para qué os voy a ocultar mis expectativas), sacar la bocina y empezar un partido tan intenso como una final Milán- Real Madrid! En fin, que la liga, si está en los estadios les pone, fijo. Ya, si hablamos de posicionarla sobre el muslo de eva, como todas sabéis, la cosa es relativamente relativa ¿Y los mercados? A mi me alucina que el fútbol tenga, también, mercados. Pero creo que no son mercados malos, porque adán los sigue y los estudia. Creo que hay de verano y de invierno, que no está mal, porque les ganamos en idiotez las evas, con temporadas de moda de verano, invierno y entretiempo, que también somos unas jodías. Y se ponen de los nervios si no se “cierra” el fichaje de Fulanito o de Menganito. Y discuten como locos, y lo que es peor, se saben de memoria los miles de miles de euros que se ha pagado por Fulanito. Oye, que parece que los paguen ellos. A mí siempre me ha sorprendido que recuerden todos esos datos, y los resultados, y los partidos de “ida” y los de “vuelta (ahora resulta que el fútbol es como “volar” pero sin ir al aeropuerto, aunque sí que hay que estar dos horas antes, haciendo “embarque”, ellos las necesitan para distribuir las cervezas, los cacahuetes, los cojines que tirarán si Fulanito no marca o si Menganito hace un hat-trick, que no sé qué narices, pero ha de ser la ostia) pero que, curiosamente, se olviden de losbrick de leche o del salami o de coger las llaves o de llamarnos a media mañana para hacer como que nos miman o de…
En fin…Es que eso del fútbol, para adán, debe ser mágico, casi hipnótico. Yo lo sé. Hace muchos, muchos años, con el adán de aquel momento hice una prueba científica. A media parte de la primera media parte, le pregunté si para cenar le apetecía ensalada o ensalada y me contestó, tras fingir, unos segundos, eso sí, que el tiempo para adán viendo un partido se mide en minutos de prorroga, con voz impostada: no, no te preocupes, con una ensalada va bien, que ya parezco el gemelo del hombre michelín.
Fútbol. No he visto nunca once tíos corriendo detrás de una tía, como no sea una top model o una madre, de familia numerosa, super-cabreada, pero, oye, van que se las pelan tras una cosa redoda…de cuyo nombre no quiero acordarme (ui, esta cita se ha colado, es mi parte intelesctual y leída, sorry!)
Fútbol. Deporte de masas, dicen. De poca masa encefálica, digo yo, si consigue entontecer a adán hasta el punto de consentir que genere catástrofes nacionales-mundiales: Todos los adanes del planeta, es decir, World-adanes.org, están cabizbajos, jodidos, preocupados, desanimados, al borde de un ataque de nervios, descorazonados y, algunos de ellos, los que se autodenomina galácticos (digo yo que serán de alguna secta esotérica, ¿no?) porque un señor más feo que Picio, que habla como si fuera un maniquí para un logopeda, con una madre que tiene más bigote que mi abuelo, en paz descanse, que tiene más coches que yo cristales por limpiar, un tan Ronaldo, ha dicho dos palabras que, parece ser, equivalen, en relevancia, a una declaración de guerra mundial. “Estoy triste”. La madre que lo parió. (la del bigote). No sé la razón, pero todos los adanes están de luto momentáneo, con el brazalete puesto (eso sí, no han hecho huelga de hambre, que no la hacen ni por él, me la juego); los periódicos dedican páginas; las teles programas; las radios, debates e incluso he escuchado un programa al que habían llevado un especialista en “psicología del deportista” para hablar del “triste futbolista con pendiente de diamante” (que digo yo que el pendiente, a mí, con esta cuesta de septiembre, me quitaría toda la tristeza).
Fútbol. ¿Y qué será que si yo le dijese a adán que una eva está triste, lo que me diría es que es una exagerada, se ahoga en un vaso de agua (menos mal que no es de Fairy) y que está mal…? (no puedo poner la forma verbal del verbo “foller”, porque soy muy fina, pero cambien ustedes la vocal de marras”
Fútbol. Una liga tras otra. POR PELOTAS.
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