Todos sabemos que en España no nos quedamos en la superficie y que tenemos una inusitada tendencia en sumergirnos en las profundidades de los temas que nos plantean. Esto se agudiza muchísimo más si en la mano tenemos un vaso anchito relleno de cerveza o largo con una mezcla de bebidas espirituosas y refrescos al gusto del consumidor. Si hablamos de fútbol esto ya puede ser insufrible.
Durante estas tres semanas que ha durado la Eurocopa de la que nuestro país ha salido triunfante el debate ha ido más allá del míster y su falso 9. Incluso más allá de que si Torres fuera titular o de que Llorente lo merecía más que Negredo. Incluso más allá del beso de Iker y Sara, el ‘piquetón‘ o el ‘guakaguaka‘ de Shakira.
Conjunto de polígonos de interés general de JR Mora
El debate se ha centrado entre los que piensan que el fútbol es una cortina de humo para no ver la crisis, los que piensan que los primeros son unos amargados que no les dejan ver el fútbol tranquilos y los que creen que por no verlo son más intelectuales que todos los demás. Pues creo que el tema se merece unas aclaraciones.
- El fútbol es el deporte en España por excelencia y es imposible que la gente no esté pegada al televisor cuando hay partido (ya sea su equipo o su selección) y tienen todo el derecho del mundo a disfrutar, sufrir, reír o llorar durante esos 90 minutos sin que nadie los juzgue. Ver fútbol no significa no estar comprometido con la situación tan penosa que vive España.
- Ser un apasionado del deporte Rey no significa que tu mente no pueda ir más allá del verde de los campos y el blanco de las rayas. Es genial ver a toda la muchachada gritar “yo soy español, español, español“. También sería genial ver a todos los comprometidos con la causa futbolística llenar las calles de España defendiendo lo suyo, lo que nos están arrebatando. Si no queremos escuchar más eso de “el fútbol es el opio del pueblo” que no parezca que España es un país de fumaos.
- Para no dar muchos rodeos y que quede bien clarito: no sois más listos, altos, guapos e intelectuales porque no os guste el lo de pegar patadas a la pelotita. En serio, tampoco os hace mejor persona. De hecho fue un deporte fundado por la clase alta británica y del cual algún que otro intelectual se considera fanático. Incluso alguno, como el mismísimo Eduardo Galeano, tuvo la osadía de dedicarle una obra completa.
Así que mi única conclusión es que los puntos medios existen aunque en este país pensemos que eso es improbable, que no imposible. Que puedes ser un fanático del polo, el bádminton o el hockey hierba sin ser un ciudadano despreocupado. Que puedes desayunar con Mozart y acostarte con Descartes y tener la habitación empapelada con fotos de Suker y Kanouté. Y puede que odies el fútbol y que no sepas cual es la capital de España.
“¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que en él tienen muchos intelectuales”. ¿El opio de los pueblos?, ‘El fútbol a Sol y sombra’, Eduardo Galeano.