Lo peor de la condición humana es que ninguno de nosotros es capaz de admitir aquello que contradice su interés ya sea éste crematístico o meramente intelectual, es esta actitud esencialmente interesada lo que lastra definitivamente nuestra conducta.
Queremos ganar siempre aunque no lo merezcamos y este afán de prevalecer en todas las situaciones de la vida es lo que ha echado a perder nuestra historia. Con lo fácil y lo constructivo que es darle la razón a nuestro adversario dialéctico cuando la tiene. Por poner un ejemplo, el otro día yo, aquí, aplaudí hasta con las orejas y tumbé mi Rey en un debate con Javier Traité sobre el famoso tema de cuanto peor, mejor.
El auténtico intelectual se reconoce por su actitud totalmente receptiva ante la verdad, y los que no actúan así podrán parecer muy inteligentes pero sólo son unos sofistas, aquellos arrendatarios del pensamiento que iban por el ágora griega alquilando sus facultades dialécticas y defendiendo, según les pagaran, tanto una tesis como su contraria.
Y esto es muy triste, demasiado triste porque así no se convence realmente a nadie y mucho menos a nosotros mismos que es precisamente de lo que, al fin, se trata.
Y todo este exordio de filosofía barata para hablar un rato de fútbol, contradiciendo a Futbolín, que piensa que de este tema sólo se debe de hablar mediante unas cervezas.
Decía el mejor entrenador ingles, Bill Sankley: el fútbol no es lo más importante del mundo, es algo mucho más que eso. No uso comillas porque creo que la cita no es textual y no tengo tiempo, ni ganas ni fuerzas de ir al Google y comprobarlo.
Dada la irreversibilidad de la situación política, en la que puede afirmarse sin temor a errar, que todas las cartas ya están dadas, esperando solamente a ver lo que ocurre en las elecciones presidenciales francesas, que es un tema que pienso tratar mañana, a mí, ahora mismo, nada me interesa más que seguir desentrañando todo lo que ocurre en esa lucha a muerte entre Barça y Madrid, RM,porque, siguiendo la estela del genial Vázquez Montalbán, pienso que esta batalla no es sino el más fiel de los reflejos de lo que sucede en la política española.
¿O es que hay gente tan imbécil que todavía no saca las conclusiones adecuadas de que sean acérrimamente madridistas todos los canallescos caciques de esta España que quizá por eso mismo sea irredenta?
Decía V. Montalbán que el Barça era el ejército pacífico de la izquierda española, o algo así, coño, que no puedo ir citando siempre textualmente porque como acabo de decir no tengo tiempo, ni ganas ni fuerzas.
Y es una verdad tan evidente que se transforma automáticamente en axiomática y por tanto no precisa demostración. Franco no es que fuera madridista, era el madridismo en acción, y madridistas irredentos son Aznar, el Rey, Rajoy y toda esa inmensa manada de neo nazis fascistas franquistas que todos los días de partido llenan el palco del Bernabeu. Repito, esto es axiomático, evidente, salta a la vista de modo que no necesita ninguna clase de demostración.
Entonces, ¿cómo pueden venir todos esos falsos intelectuales de izquierda, que se autotitulan de izquierdas y admitir que son madridistas? El ser humano no es como un submarino en el que hay compartimentos absolutamente estancos. En el fondo del hombre sólo hay un mismo tipo que se comporta de una manera similar ante todo lo que la vida le enfrenta. De modo que no se puede ser en todo, pero sobre todo en política de izquierdas y, en fútbol, radical, intrínseca, esencialmente de derechas simplemente porque eso no es posible, no es posible amar la verdad y defender a muerte la justicia, que eso y no otra cosas es ser de izquierdas, y no sólo admitir sino también admirar a una institución que basa toda su actividad en la mentira y en la injusticia. Es por eso que Franco, era, y el Rey, Aznar, Rajoy y todos sus ministros, y capo di capi, Florentino, son y serán siempre madridistas porque vivieron, viven y vivirán siempre para y por la mentira y la injusticia.
Y esto que digo es perfectamente aplicable también a todos esos imbéciles que dicen: "no pienso nunca hablar o escribir de fútbol porque es el opio de las masas", coño, claro que sí, pero por eso mismo tienes que hablar de ello, para combatirlo, para desenmascararlo con todas tus jodidas fuerzas.
En fin, que yo, hoy, quería discutir un poco de fútbol con el jodido Futbolín y se me ha acabado el espacio y el tiempo, así que punto final, por hoy.