Un ejemplo mundial
Puede que el sueño de Rafael Rodríguez, nuestro “Sabio de cabecera”, de escuchar poesía en los descansos de los partidos de fútbol, esté más cerca de lo que todos creíamos. Desde hace unos días, todos los campos italianos de fútbol, desde la Serie A (Primera división), hasta las categorías inferiores, acogen una iniciativa puesta en marcha por la Federación italiana de fútbol. Una propuesta que pretende acabar con el racismo en el deporte y que quiere acabar con los ultras en los terrenos de juego.
Tras este insulto tan desagradable y tras esta burla tan flagrante a uno de los iconos del holocausto judío, el Calcio ha tomado la decisión de comenzar todos los partidos, de todas las categorías, al menos durante las dos próximas jornadas, con la lectura de las últimas líneas del famoso y terrible “Diario de Ana Frank”, además de repartir entre todos los asistentes a los campos de fútbol ejemplares de “Si estos es un hombre”, de Primo Levi.
Toda esta campaña de auténtica revolución educativa en el deporte arrancó el pasado martes 24 de octubre con los capitanes del Inter de Milán, Mauro Icardi, y de la Sampdoria, Fabio Quagliarella repartiendo ejemplares del “Diario de Ana Fran” a un grupo de niños antes de que arrancase el partido en el Giuseppe Meazza.
"Veo que el mundo se transforma lentamente en un desierto, oigo el trueno que se acerca y que algún día nos destruirá también. Siento el sufrimiento de millones de personas. Y, sin embargo, cuando miro hacia el cielo, de alguna manera siento que todo va a cambiar para mejor, que esta crueldad también terminará, que la paz y la tranquilidad volverán una vez más".
Este es el párrafo que se leyó antes del inicio del partido, cobijado por un esperanzador silencio y respeto por parte de los miles de aficionados que habían acudido al partido.
Una fórmula que demuestra que el deporte, si quiere, y por poderoso que sea, puede ayudar a que el mundo sea un lugar cada día un poco mejor. Desde Castillos en el Aire, enhorabuena al Calcio por esta iniciativa, ojalá no tuviese que existir y ojalá el fútbol, algún día, sirva para mucho más que para aborregarnos o para que nos insultemos los unos a los otros.