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El futuro de nuestra mente (2014), de michio kaku. el reto científico para entender, mejorar y fortalecer nuestro cerebro.

Publicado el 25 mayo 2017 por Miguelmalaga
EL FUTURO DE NUESTRA MENTE (2014), DE MICHIO KAKU. EL RETO CIENTÍFICO PARA ENTENDER, MEJORAR Y FORTALECER NUESTRO CEREBRO.
Cuanto más lee uno acerca de la naturaleza de su cerebro, más extrañeza siente por sí mismo. Somos poseedores de un sistema de pensamiento, procesamiento de la información y control de nuestro cuerpo (entre otras muchas cosas) mucho más complicado de lo que podamos imaginar, conformado por miles de millones de neuronas conectadas entre sí por redes extremadamente complejas y cambiantes. Aunque cada zona del cerebro tiene su función, es difícil establecer exactamente cómo se producen muchos de nuestros pensamientos y acciones, puesto que intervienen en las mismas comunicaciones por corrientes eléctricas entre unas partes y otras que cuya identificación no es sencilla. El sueño de crear un mapa de nuestra mente y, a la postre, crear un cerebro artificial, no es imposible, pero el profesor Kaku nos revela que quizá se trate de un esfuerzo inútil, porque al final obtengamos un mapa que no podemos entender. Pero también es posible que el conocimiento neurona a neurona del cerebro haga posible la más fantástica revolución en la vida de los seres humanos:
"Algún día tal vez podamos controlar de manera rutinaria los objetos que nos rodean usando el poder de la mente, descargar recuerdos, curar las enfermedades mentales, aumentar nuestra inteligencia, conocer el cerebro neurona a neurona, crear copias de seguridad de nuestro cerebro y comunicarnos telepáticamente. El mundo del futuro será el mundo de la mente."
Antes que nada tenemos que aceptar que somos seres mucho más materiales que espirituales, por mucho que algunos mecanismos de la mente nos hagan creer lo contrario. Es caso de Phineas Gage es paradigmático. Gage era un peón de ferrocarriles del siglo XIX que sufrió un terrible accidente: una barra de hierro lanzada por una explosión le atravesó el cráneo. Pronto el amable y bondadoso Gage se convirtió en otra persona, un ser irritable al que nadie reconocía como al antiguo compañero. Esta historia demostró que somos seres maleables, y que nuestras emociones y carácter no están determinadas por un concepto abstracto como el alma, sino por la composición y estructura de nuestro cerebro (unido esto a nuestras experiencias vitales), por lo que cualquier cambio o lesión en el mismo pueden determinar un cambio radical de personalidad, cuando no asuntos más graves, como una enfermedad mental. Quizá algún día, cuando comprendamos bien los mecanismos de funcionamiento del cerebro y sus múltiples conexiones, podamos entender qué es lo que causa dichas enfermedades mentales y podamos reparar lo estropeado, tal y como hacemos con mecanismos infinitamente más simples, como el motor de un vehículo.
Si en algo se diferencia el cerebro del hombre del del resto de los animales es su capacidad de imaginar el futuro, de evaluar posibilidades y actuar en consecuencia. El hombre no vive solo en el presente, sino que es capaz de evocar el pasado, aprender de experiencias propias y ajenas y aplicar dichos conocimientos para emprender proyectos, individuales o cooperativos. En este sentido, el entrenamiento que supone el juego para los niños - y para los adultos - es un factor capital para enfrentarse a las complejidades y exigencias de la vida real.
Pero la duda más inquietante es la siguiente: ¿somos realmente libres o nuestra conciencia es una construcción de un cerebro que lo decide todo por nosotros y nos hace creer que tomamos nuestras propias resoluciones? Por lo pronto, Kaku nos ofrece una ajustada definición de conciencia humana:"La conciencia humana representa principalmente la actividad  del cerebro, que crea  de manera constante modelos del mundo exterior y lleva a cabo simulaciones proyectadas del futuro."Y a la postre nos recomienda no seamos demasiado optimistas ni pesimistas a la hora de tomar nuestras decisiones (si es que somos libres de tomarlas):"Si la conciencia humana implica la simulación del futuro, debe tener en cuenta los resultados de los acontecimientos futuros con algunas probabilidades. Por lo tanto, necesita un delicado equibrio entre el optimismo  y el pesimismo para estimar  las posibilidades de éxito o fracaso de ciertos cursos de acción." 
Otro de los grandes debates que se recogen en este volumen es el de la inteligencia artificial. ¿Seremos capaces de recrearla hasta el punto de que los robots alcancen conciencia de sí mismos? ¿acabarán los robots dejando obsoletos al ser humano? Quizá la solución más diplomática sea la fusión entre ambos mundos, mejorando nuestros cuerpos y nuestras mentes con mejoras artificiales que quizá puedan ser de quita y pon. Es posible también que algún día podamos realizar copias de seguridad de nuestro cerebro y volcarlas en un disco duro, o colocar nuestra conciencia en un rayo láser para realizar viajes estelares... Todos son conceptos revolucionarios y extraños, pero la verdad es que no podemos estar seguros de por dónde va a evolucionar la humanidad. El libro de Kaku, tan estimulante como asequible, es el testimonio de un científico prestigioso que intuye por dónde puede transcurrir este futuro. Pero, evidentemente, todas las posibilidades están abiertas, incluso una terrible: que el exceso de tecnología acabe descontrolándose y termine con la vida en la Tierra.

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