Creen muchos pensadores rusos que si Rusia lograra encarnar un mundo decente y con valores, defensor de las abandonadas raíces culturales europeas y de los grandes valores y principios pisoteados en Occidente, entonces tendría grandes posibilidades de ganar su confrontación con los occidentales e imponerse como la vía hegemónica del futuro.
El gran problema para que Rusia sea contrapunto real del mundo occidental corrompido y decadente es que Rusia, mientras Putin siga al frente del poder político, representa y proyecta rasgos duros, autoritarios, violentos e injustos que jamás podrán ser asumidos por la gente decente y de buena voluntad en el mundo.
Uno de los pensamientos mas interesantes extraídos de esos análisis es que los pensadores rusos consideran a España como el paradigma de la degradación y de la decadencia de una democracia corrupta, mas incluso que Italia, Grecia o cualquiera de los estados medio fallidos de América, Asia y África. En el documento central del análisis sobre España se afirma que el país, en muchos aspectos, era mas decente, digno y justo cuando vivió la anterior etapa autoritaria (Franquismo) y que muchos ciudadanos opinan que la falsa democracia española ha empeorado muchas cosas y ha llenado el país de corruptos e indeseables. En otro de esos documentos se describe a un banquero corrupto y saqueador español, que quizás podría ser Miguel Blesa, y se dice que el hecho de que continúe libre y disfrutando de su riqueza, a pesar de haber causado dolor y ruina a cientos de miles de ciudadanos, constituye algo tan sucio y bochornoso que el mundo nunca debería admitirlo.
En otro de esos documentos se explica con todo lujo de detalles que los nazis perdieron la II Guerra Mundial no por su inferioridad militar, sino por haber sucumbido a la corrupción, en sus niveles mas infames y abyectos.
Los pensadores rusos, cada día mas influyentes en la población mas culta y en el Kremlin porque reflejan con maestría los sentimientos e ideas de la renaciente sociedad rusa, creen que en la mayoría de los países de Occidente se ha agotado la energía y sólo queda espacio para la decadencia y la corrupción. "Los ciudadanos son engañados y la mentira se ha instalado en las entrañas del poder político, donde reinan también la impunidad y la desvergüenza", dice uno de los párrafos del análisis sobre la decadencia europea.
Desde los think tanks rusos se empuja a Putin para que enarbole la bandera de la regeneración, lo que implica no sólo invertir en defensa y recuperar poder militar, sino, sobre todo, dotar a la nación rusa de leyes y medidas que garanticen la "decencia" frente al mundo corrompido de Occidente, en especial las que protegen la justicia para los humildes, el valor de la familia, el empleo de los jóvenes, la fuerza de la verdad y la confianza en las instituciones, capítulos que, según ellos, en Occidente hacen agua y están en completa descomposición.
No sé si esos pensadores lograrán imponer su criterio a ese chulesco y desconcertante Putin, que mas parece un pistolero del Far West que un político de altura ética, pero si logran configurar un país decente y proyectarlo hacia el indecente mundo de los europeos, dominado por mercaderes y sinvergüenzas apalancados en las instituciones y sin protagonismo alguno del ciudadano, entonces es probable que el futuro del mundo hable ruso.