El gabinete del Dr. Caligari retro review

Por Terrorweekend

Título original: Das Kabinett des Dr. Caligari
Año: 1920
Duración: 63 min.
País: Alemania
Director: Robert Wiene
Guión: Carl Mayer, Hans Janowitz
Fotografía: Willy Rameister
Reparto: Werner Krauss, Conrad Veidt, Friedrich Feher, Lil Dagover, Rudolf Klein-Rogge, Hans Heinz von Tawardowski
Y ahora también sé cómo curarlo.
Escribir sobre una película de este calibre es un poco arriesgado, no por no poder expresar libremente nuestra opinión, si no por la cantidad y la calidad de escritos que se han vertido sobre ella. También existe el riesgo de dejarse influir por las múltiples y variopintas críticas que ha recibido. Ha dado su parecer hasta la Iglesia. Intentaré abstraerme de todo esto y no morir en el intento.
Para empezar, hay que tener en cuenta el año de su realización, 1919, y el entorno en el cual fue rodada, ni más ni menos que en la cumbre del tan manido expresionismo alemán. La forma de explicarnos la trama fue un hito en la época, ya que fue la primera vez que el guión toma un giro inesperado ya casi al final del film. El uso de técnicas innovadoras es constante. Detallo a continuación las que considero más relevantes:
- El coloreado del negativo (colores sepia, verde y azul).
- Los continuos fundidos a negro en diferentes partes de la pantalla para resaltar alguna acción concreta.
- La tenebrosa iluminación realizada en interiores, en los míticos estudios UFA de Berlín.
- La narración en forma de flashback y la ya mencionada vuelta de tuerca del guión.
- Los tan conocidos decorados de formas angulosas y líneas imposibles que dan un aspecto onírico inigualable.
- El maquillaje de los actores, sacados más bien de una obra teatral. Sobre esto, hay que tener en cuenta que su director, Robert Wiene, provenía del mundo del teatro.
- La curiosa rotulación de los textos que explican los diálogos.
Todo lo anterior hace de ella una obra vanguardista que al visionarla casi cien años después, aún nos provoque asombro. Las obras maestras tienen eso, trascienden el tiempo, por lo que no sería muy descabellado afirmar que es la mejor película de terror de la historia.
Sin intención alguna de hablar de temas políticos, tenemos que situarnos en el tiempo, la Primera Guerra Mundial acabó en 1918. Se intuía un alza de los totalitarismos, como desgraciadamente poco después se confirmó. En mi opinión el pacifismo está presente en toda la cinta. El mal se nos dibuja con una forma horrible, maquiavélica, con claridad y de manera precisa. Todo esto nos lo puede confirmar la huida posterior de Alemania a Hungría de Robert Wiene, al llegar al poder el partido nacionalsocialista de Adolf Hitler. La manipulación por parte de esa tendencia, ha llegado a la transformación de esta corriente de opinión, para decirnos que ésta es una cinta pro-nazi, cosa en la que estoy totalmente en desacuerdo. Es una película de género, pero el verdadero terror vendría después y no precisamente en una obra del séptimo arte.
Francis y su amigo Alan, visitan una feria en un pueblo, en la cual el Dr. Caligari tiene una atracción con un sonámbulo llamado Cesare. Éste tiene la particularidad de que puede contestar a cualquier pregunta si es cuestionado. Alan le hace una pregunta, la respuesta a la misma no le gustará mucho escucharla.
Ya casi lo hemos dicho todo, pero en forma de resumen podemos aún hacer alguna que otra apreciación. El guión es magistral, su complejidad nace del aturdimiento que nos provoca el aluvión de imágenes, es algo que trasciende la pantalla, pero su precisión es milimétrica, de eso da fe su justa duración. Los guionistas Carl Mayer y Hans Janowitz concebían el cine como una expresión artística más, de eso nos daremos cuenta enseguida, sobre todo por la puesta en escena, realmente rompedora e imperecedera, y de la cual bebieron, sin duda, insignes directores en épocas posteriores. Hablando de las interpretaciones podríamos decir que no molestan, eso no quiere decir que sean mediocres o malas, al contrario, pero no destacan por encima de la obra en general. No obstante, y aunque sea una obra coral, podemos mencionar la de Conrad Veidt como Cesare, realmente terrorífico y, cómo no, la de Werner Krauss en el papel del archiconocido y malévolo Dr. Caligari, interpretado de manera magistral dentro de los corsés que impone el cine no sonoro. Entre el resto de aspectos técnicos, cabría destacar la sensación de claustrofobia conseguida a través del uso de la cámara, da la sensación de estar rodada en espacios muy pequeños. De la fotografía ya lo hemos dicho todo, es sublime. Lástima que no podamos hablar de la música original. Se han hecho innumerables versiones de esta cinta con diferentes estilos musicales. En mi caso la visioné con una magnífica banda sonora de free jazz, obra de Rainer Viertlböck, que encaja, en mi opinión, perfectamente en el sentido de la cinta. Hay momentos de perfecta unión entre las imágenes y la catarata musical que nos llega de fondo. Terrorífica unión, no cabe duda. No quiero ni pensar que se debe sentir al escuchar en directo esta música, con las imágenes que al mismo tiempo nos aparezcan en pantalla. Con esto quiero explicar la grata experiencia vivida hace no mucho tiempo, de poder escuchar en vivo una banda sonora sintiendo cómo encaja perfectamente con una obra maestra, que en esa ocasión fue Nosferatu.
Para acabar, afirmar que es una cinta imprescindible para todo buen amante del cine de género y del cine en general, es quedarse corto. Poder disfrutar de esta maravilla, con las conocidas limitaciones técnicas que pueda tener, es algo que agradeceremos eternamente. Es una película que trasciende el cine. Es una auténtica obra maestra. “No os recomiendo que la veáis, ¡os lo ordeno!”, palabra del Dr. Caligari.
Firma: Josep M. Luzán.